Lo que se nos queda en el tintero
La Firma de Guillermo Flores

Lo que se nos queda en el tintero
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Palencia
Hoy finaliza una temporada más de esta sección de opinión y puedo decir que he tocado casi todos los palillos, pero aun así siempre se quedan muchas cosas en el tintero.
Tal vez porque he buscado casi siempre temas de actualidad de nuestra ciudad, así me lo aconsejaba Alberto, tal vez porque no me ha apetecido embarrarme más aún en temas que hoy son tabús. También he evitado el enfrentamiento frontal con políticos o gobernantes locales a excepción de temas concretos y candentes, porque sé que las personas somos muy viscerales, rencorosas y envidiosas y algunos dañinos que tienen o creen tener en su mano poder perjudicarte por revancha.
Muy pocos de los que opinamos en los medios tenemos negocios al público, pero yo nunca le he tenido miedo a eso, creo que un cliente debe comprar donde le den buen servicio y producto y no censurar un sitio porque el propietario sea comunista o del Barça.
He eludido hablar de la explotación laboral del empresario porque de eso ya hablan muchos, pero poco he hablado de la explotación que ejerce el trabajador sobre la empresa. También me dijeron, los funcionarios ni tocarles, y es un tema que he esquivado. Todos conocemos eficaces, admirables y necesarios trabajadores públicos en todos los sectores, salud, seguridad, enseñanza, administración, son casi 3 millones… y todos conocemos y tenemos a nuestro alrededor gente que no hace bien su trabajo o mejor dicho que trabaja poco. Personas que en una empresa privada no durarían ni tres meses.
Me he dejado en la recámara, en ese tintero de las tormentas. asuntos más que delicados relativos a políticas de inmigración, aunque he manifestado que si un extranjero está en nuestro país debe poder trabajar, que no todo vale y que deben respetar nuestra cultura más que exigir derechos sobre la suya, algunas incluso xenófobas, que discriminan a la mujer o la libertad sexual. Nunca quise hablar de toros o de caza, o del lobo, no soy nada extremista en este sentido, pero no me gusta ver sufrir a ningún animal.
Algunos amigos me acusan de tibio y cobarde en mis opiniones, tal vez porque en el cara a cara soy más rotundo y extenso, otros que para que me meto “en esos jardines”. Trato de no herir a nadie diciendo lo que pienso, lo cual no siempre es fácil y creo haberlo hecho siempre desde el respeto. He tenido con la escopeta cargada sobre todo a la izquierda más intolerante y a los sindicalistas. Todo por defender lo mío. Me he caracterizado por contestar hasta a quien no se lo merece por entrar en la descalificación sin más argumento e incluso a un nutrido grupo de perfiles anónimos de las redes sociales que poco valen desde esos perfiles tan cobardes y a los que aun así he contestado, aunque fuera con ironía y humor.
Seguiré expresando lo que pienso especialmente desde mi experiencia. Seguiré opinando aquí o allí lo que a mí me parezca justo y siempre sabiendo que puedo equivocarme. Pero sobre el soterramiento y la calle Don Sancho ya no más, que aburrimos.
Feliz Verano y nos vemos en los bares.




