La Asociación Literaria Esguevanía lamenta el reparto de ayudas culturales de la Diputación

Torresandino

La Asociación Literaria Esguevanía alerta del desastre que supone que más de la mitad de las asociaciones culturales ubicadas en el medio rural se hayan quedado excluidas del reparto de las ayudas de la Diputación, a pesar de cumplir con los requisitos. Este colectivo, ubicado en Torresandino ha hecho público un escrito en el que lamenta que la entidad provincial se haya decantado para el reparto por la solución más sencilla de gestionar: "ateniéndose a uno de los artículos de las bases, serán subvencionadas las candidatas, hasta que se agote el presupuesto".

Este colectivo considera que "el hecho de que el presupuesto asignado para la convocatoria no llegue para cubrir el 50% de las asociaciones presentadas y admitidas, dice mucho del escaso conocimiento que tiene la diputación del volumen del colectivo socio-cultural de la provincia".

Entiende que gracias a estas asociaciones, legalmente constituidas y registradas en la Junta de Castilla y León, "muchos pueblos pequeños tienen la posibilidad de acceder a la cultura sin salir de su municipio y a su vez actúan como imán de visitantes de la comarca y afines migrados a las grandes ciudades durante la segunda mitad del siglo XX, ayudando a mantener los servicios básicos, como bares, restaurantes y tiendas de alimentación, entre otros".

Recuerda Esguevanía que "están haciendo un trabajo en el que emplean muchas horas de su vida en modo altruista y a veces poniendo dinero de su bolsillo, algo que no siempre es reconocido por las personas a las que va destinado". Y recuerda también que "Las administraciones locales, en muchos casos, carecen de medios humanos para proporcionar estos servicios y los recursos económicos también son escasos."

Continúa su escrito argumentando que "una de las razones fundamentales para la existencia de las diputaciones, es la ayuda y protección de los pueblos en todas sus necesidades, sin ella la mayoría de estos núcleos rurales no podrían subsistir. En este contexto tiene que valorar en su justo término la labor de las pequeñas asociaciones sin ánimo de lucro, que complementan y rellenan los huecos sociales y culturales existentes en el mundo rural".

Y termina augurando que “la falta de estas subvenciones condena a estos colectivos a su inactividad y en muchos casos, lamentablemente, a la desaparición”.