Ángel Miguel, el médico de familia que llegó a subdelegado del Gobierno

Palencia

Ángel Miguel, cumple este domingo 3 de agosto 70 años, edad límite para ejercer cargo público por lo que, cesará como subdelegado del Gobierno en Palencia según la normativa vigente. Licenciado en Medicina y Cirugía por la Universidad de Valladolid y funcionario de carrera desde 1983, ha ocupado la Subdelegación desde 2018, tras un breve período anterior entre 2011 y 2012, y fue concejal del PSOE en el ayuntamiento de Villarramiel y en el de la capital palentina. Reconoce que, por encima de todo siempre "he sido médico, y médico de familia, quizá por eso nunca he sido un político al uso", le gustaría ser recordado como "una persona normal, una buena persona" y espera, a partir de ahora poder disfrutar de sus grandes aficiones: viajar, leer, hacer deporte y voluntariado y, "tener un merecido descanso junto a mi marido Juan".

Ángel Miguel siempre tuvo clara su vocación médica y, reconoce, tuvo inquietudes políticas desde muy joven, "con 14 años ya decía que era socialdemócrata, y todavía lo sigo siendo". Fue Heliodoro Gallego quién le reclutó para la política activa y le animó a presentarse en las listas del PSOE al Ayuntamiento de Villarramiel, reconoce la "dureza de ser concejal en un pueblo pequeño" y, aunque siguió ejerciendo en la provincia decidió poner espacio con largas estancias en Madrid. Volvió a la política activa ya como concejal del Ayuntamiento de la capital hasta que, el entonces secretario general del partido, Julio Villarrubia le llamó para ofrecerle el cargo de subdelegado.

Reconoce que, de estos años, se queda con "haber tenido la oportunidad de ayudar a mucha gente", reconoce que la labor de la Subdelegación es bastante desconocida y más "ligera" desde que se transfirieran competencias a las comunidades autónomas pero que, cuestiones fundamentales como la seguridad, la protección civil o, la inmigración siguen siendo competencias del Estado y es esta última cuestión la que ahora mismo más esfuerzo les supone ya que, "hay muchos inmigrantes que llegan con trabajos y hay que acelerar los trámites para su legalización".

Entre lo peor reconoce que los primeros meses de la pandemia fueron terribles, "no sólo como subdelegado sino también como persona supusieron un desgaste total". Le duele ver a la gente que lo pasa mal y es más vulnerable y que todos los delitos son difíciles de asumir, sin embargo, de entre ellos la violencia de género es lo más duro de vivir.

Ha hecho suya la máxima que la abadesa de "mis monjas de Alconada me decía de continuo: cunado tengas un problema importante échatelo a la espalda y tira para delante" y, es lo que asegura haber hecho.

Reconoce que no ha tenido que renunciar a nada de su vida personal a causa de la política y haber sido muy afortunado por no haber sentido nunca discriminación a causa de su condición sexual, "creo que mi formación como médico y los cargos que he ocupado me han creado una coraza y han sido mi defensa".

Se va con una espina clavada y dolido con el que fue su sindicato durante 40 años, UGT, por pedirle la dimisión tras una resolución judicial del pasado año en el que quitaba la razón a la subdelegación tras prohibir una concentración en la Plaza Mayor el día del pregón de San Antolín, de hecho, reconoce que tras aquello se dio de baja del sindicato. Un respaldo que tampoco encontró en el delegado del Gobierno, pero sí, "en mis responsables políticos".

Este domingo, se despide en el Festival del Cangrejo de Herrera de Pisuerga.