El cambio climático acelera la eutrofización irreversible en la Laguna Negra
El proceso de proliferación de algas afecta cada vez más a las lagunas de montaña en Castilla y León

Óscar Carrascosa, director del Parque Natural de la Laguna Negra sobre la eutrofización de la Laguna este verano 2025
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Soria
La emblemática Laguna Negra, uno de los enclaves naturales más visitados de Castilla y León y símbolo turístico de la provincia de Soria, atraviesa una transformación visible y preocupante. Sus aguas, históricamente cristalinas y oscuras, han adoptado tonalidades verdosas de forma persistente en los últimos años. El proceso de eutrofización, derivado principalmente del cambio climático y no de una contaminación humana directa, está detrás de este fenómeno que afecta también a otras lagunas de montaña de la Comunidad.
Óscar Carrascosa, director del Parque Natural de la Laguna Negra y los Circos Glaciares de Urbión, confirma que la laguna muestra desde hace años un cambio de color que obedece al crecimiento descontrolado de ciertas algas, impulsado por el aumento de las temperaturas y la prolongación de su periodo vegetativo. “Lo que antes era un crecimiento limitado a seis meses ahora puede durar hasta once”, explica Carrascosa. La eutrofización es un proceso natural de envejecimiento de los ecosistemas acuáticos, pero que se acelera cuando aumentan los nutrientes en el agua, sobre todo nitrógeno y fósforo. Esto favorece la proliferación de algas que modifican tanto la apariencia del agua como su equilibrio ecológico. En el caso de la Laguna Negra, este proceso se ha hecho visible durante casi todo el año, con un pico más intenso en verano debido al calor.
“No hay vertidos industriales, urbanos ni ganaderos que afecten a la laguna, pero sí un cambio climático que alarga el tiempo en que estas algas pueden crecer. Además, los inviernos más cortos y suaves hacen que la superficie de la laguna no permanezca helada como antes durante varios meses, lo que permite que la luz llegue al fondo y que estas plantas acuáticas se desarrollen más”, asegura el director del parque natural.
Las autoridades del parque han tomado medidas, aunque los márgenes de actuación son escasos. Entre las acciones está el control de la materia orgánica presente en el agua, que se ve aumentada por factores naturales y por la acción humana, especialmente el pisoteo de los bordes de la laguna por parte de los visitantes. Carrascosa destaca que “se está trabajando en reducir la carga de fósforo mediante la extracción de especies invasoras como el cangrejo señal, cuyo metabolismo aporta nutrientes al ecosistema como el fósforo”.
Retirar las algas manualmente es prácticamente inviable debido a la profundidad del lago y a su difícil acceso, y la utilización de productos químicos queda descartada, ya que se trata de un ecosistema abierto, no comparable a una piscina. “El uso de químicos alteraría la cadena trófica y sería contraproducente”, explica Carrascosa. Por ello, el control humano se centra en minimizar las aportaciones externas de materia orgánica y en proteger el entorno de pisoteos innecesarios o actividades prohibidas.
Un fenómeno que se extiende por Castilla y León
La eutrofización de la Laguna Negra no es un caso aislado. Lagunas de altura como las del Pico de Urbión, las lagunas heladas del sistema Ibérico e incluso el Lago de Sanabria (Zamora) y varias masas de agua de Gredos (Ávila) están mostrando signos de cambio. “La vegetación acuática se desarrolla ya en lugares donde antes no lo hacía”, apunta Carrascosa. “Esto tiene una causa común, que no es otra que el aumento de temperatura y la reducción del periodo de heladas en estos entornos de montaña”. Aunque en algunas de estas lagunas los efectos son aún incipientes, los técnicos alertan de que la tendencia es clara y que, si no se modifican las condiciones climáticas, los ecosistemas acuáticos de alta montaña en Castilla y León seguirán viéndose alterados. En algunos casos, como en Sanabria, ya se han documentado efectos más acusados que incluyen cambios de fauna, olores en el agua o mayores niveles de turbidez.
Una de las consecuencias más visibles de este proceso ha sido la cancelación definitiva de la tradicional travesía a nado en la Laguna Negra, una cita que se celebró durante más de seis décadas. La edición de 2023, prevista como la número 66, quedó suspendida y no se retomará, ya que la prueba genera un fuerte impacto en el ecosistema. Carrascosa recuerda que “la llegada de barcas, las cremas corporales, la vaselina y el pisoteo en las orillas incrementan drásticamente la materia orgánica del agua en pocas horas”.
Los estudios de calidad del agua realizados antes y después de estas pruebas mostraban un aumento notable de nutrientes tras el evento, por lo que la continuidad de la prueba era incompatible con los esfuerzos de conservación. A pesar de ello, Carrascosa subraya que el nivel de eutrofización es aún leve o moderado y que no implica riesgo para la salud humana, aunque su progresión podría agravarse si no se actúa.
La situación de la Laguna Negra es, en palabras del director del parque, un “llamamiento a la responsabilidad”. A los visitantes se les pide que sigan las normas, que usen las pasarelas de acceso y que no entren en contacto con el agua. “Meter los pies en la laguna parece inocente, pero remueve sedimentos y libera nutrientes que alimentan a las algas”, advierte Óscar Carrascosa. El director del parque natural soriano insiste en que “proteger estos espacios es cosa de todos y los sorianos, como custodios del principal valor turístico de la provincia, deben ser los primeros en contribuir a su conservación”.




