Noemí Villamuza ofrece un pregón literario "ilustrado" lleno de emoción

Palencia

Ha sido un pregón literario diferente. Así lo ha querido la ilustradora palentina Noemí Villamuza que ha apoyado su mensaje en el Teatro Principal con sus propios dibujos, haciendo de este pregón una cita original y llena de emoción en el arranque de las Fiestas de San Antolín.

Villamuza ha querido comenzar con unas palabras dedicadas a "esas poblaciones rurales que han sufrido tanto hace unas semanas, de manera tan dolorosa e injusta. Los incendios que han quemado sus tierras, que han arrasado sus casas. Familias que han perdido hasta seres queridos mientras intentaban aplacar las llamas. Ojalá estar todos unidos para hacer fuerza y cuidar mejor el tesoro que es nuestra naturaleza, tanta fauna y flora valiosa y perdida".

El dibujo ha sido el hilo conductor del pregón, que Noemí ha definido como "la semilla de una idea". Un concepto que le ha servido como argumento para hablar de la Villa Romana La Olmeda o las esculturas de Victorio Macho, pero también para explicar lo que transmite su parte más emocional, reflejado por ejemplo en los los dibujos infantiles "tiernos y rudimentarios" que conservamos pegados con un imán en la nevera. Y es que tal y como ha expresado Noemí "Antes de poder hablar, leer o escribir, está el dibujar, es la primera herramienta de comunicación que usamos".

Según la pregonera, hoy con su discurso ha podido "celebrar mi oficio y contaros cosas bellas. También es sacrificado este trabajo. Las horas y horas de espalda doblada dibujando, las crisis creativas, los pagos que se demoran, los precarios derechos de autor en este país..." aunque en el lado positivo de la balanza pone "los libros que se reeditan porque han funcionado, las vivencias hermosas con los lectores en las ferias, los viajes a festivales de cuentos, conocer a colegas de otros países, los mensajes de los fans o las clases de ilustración donde a veces consigo contagiar el entusiasmo por la profesión".

En el lado positivo también ha expresado su alegría por estar en su tierra natal, en el Teatro Principal y en la ciudad donde transcurrió su infancia y adolescencia y a donde regresa cada verano y cada Navidad.

El pregón literiario de Noemí Villamuza ha concluido con un homenaje a Palencia en forma de "paisaje cocinado con ingredientes de mi memoria" con el que ha querido recoger "sensaciones, lugares y personas queridas" que son parte de sus ilustraciones:

"El amarillo intenso de los girasoles del pueblo en Julio.

Las caminatas por el Monte con olor a tomillo.

Los catálogos de ropa femenina de aquella boutique, (fantástico material para copiar dibujando).

Las sopas de pan de mi abuela.

Las gamas de rojos y rosas del cielo en los atardeceres del verano en Cisneros.

Las bicicletas y las pipas.

El chocolate muy caliente, los churros y el vasito de leche fría al lado.

Los helados infantiles con las primas y el abuelo, vestidos blancos de tirantes, polos de nata.

Los cómics de Mortadelo y Filemón en la galería acristalada en casa de mis primos.

Crecer en un hogar de seis. Sentir que dibujar me daba refugio.

La bancada de piedra y hierro bajo los árboles del Salón en los recreos del instituto.

Los sellos del abuelo, con sus dibujos exquisitos y diminutos.

Las nieblas de invierno los domingos.

Las bufandas que picaban.

Contar las piedras de la Iglesia de la Huerta Guadián.

Fantasear con el interior de las casas antiguas de la Calle Mayor.

Una profesora de literatura que creyó en mi talento.

Una madre valiente y generosa que respaldó mi decisión de volar lejos.

Los lápices de tinta de la mesa de oficina mi padre, la nobleza y la bondad de mi padre.

El calor de mis hermanas: sois mi paisaje palentino".