Ceniza

Juan Miguel Alonso

León
Despierta Septiembre con la imagen funesta de una tierra arrasada, pintada de un negro ceniza que llama a las lágrimas y a la rabia por partes iguales. El apocalipsis se ha comido el 8% de la provincia, más de 120000 hectáreas, siete reservas de la Biosfera, la joya del Parque Nacional de Picos de Europa, el rosario de hecatombes deja sin aliento al espectador. No os digo nada de quien tiene su asiento vital o sentimental en esa tierra condenada.
Las causas de esta ruina son muchas, pero algunas son tan obvias que ni quiera toda la máquina mediática de la Junta, todos los decanos de la prensa leonesa y todas las televisiones autonómicas pagadas a precio de oro con el erario público son suficientes ya para taparlo.
La negligencia más absoluta, la negación del cambio climático y sus consecuencias, la imprevisión criminal y los recortes adyacentes en materia de prevención y medios han sido la gasolina que ha alimentado este desastre. Es difícil que Mañuequis abandone su soberbia y su prepotencia, porque va en contra de su propia naturaleza , y, sobre todo, porque hay elecciones en seis meses. Tan difícil o más como que alguien encuentre al desaparecido consejero, cuya gestión se puede calificar de nefasta y criminal. Su cabeza será la ofrenda cercana que el ladino Alfonso ofrezca a sus fieles en breve.
Un apunte más: si no se toman medidas profundas y urgentes, el próximo verano será pasto de las llamas otro 8 ó 10 por cierto de la provincia. Este aviso nace de la boca de la gente que realmente sabe lo que está pasado y lo que viene. No hay tiempo de trampantojos políticos ni de trileros en los despachos. Si no, en una década , ya no habrá nada que quemar en la provincia y no harán falta planes contra la despoblación ni inversiones de ningún tipo, porque no quedará nadie en este desierto legionario.
El fósforo tiene muy mala prensa estos días, pero será imprescindible para cuidar la memoria cuando haya que ir a votar. No lo dejen en el olvido. Nos va la vida en ello.




