Qué terrorismo medioambiental

Ángel Santiago Ramos

León
Con la despoblación rural hace décadas que los cuidados de los bosques quedaron al amparo legal de la administración de turno, en nuestro caso la Junta de Castilla y León. Esta institución es la principal responsable de tener y ejecutar una política forestal que proteja un patrimonio natural de enorme valor y la vida y las economías de la población que trata de vivir en su entorno.
Hace tiempo que los datos indican la amenaza que representan los efectos del cambio climático para los territorios de bosque sin un adecuado plan de prevención antiincendios. A lo que hemos visto, al gobierno de Castilla y León le ha faltado de todo en esta última tragedia medioambiental. Parajes atiborrados de madera muerta, arbustos secos y una maraña de matorrales de tojos, arduviejas y escobas.
Sin un plan preventivo los responsables de la Consejería de Medio Ambiente del gobierno regional deberían saber que un bosque desatendido durante años se convierte en una biomasa forestal en la que, con altas temperas temperaturas y viento, el fuego es imbatible. Más si los recursos humanos y materiales son escasos; y, la estructura antiincendios -en numerosas manos privadas- es un caos organizativo.
Camino de los 40 años de gobiernos populares. Con las competencias casi plenas en esta materia, no es de recibo que traten de escurrir el bulto, de engañarnos, con la cantinela de los pirómanos. Datos oficiales, de fiscalías y expertos, nos dicen que los incendios causados por estos no alcanzan el 7% de los intencionados. Mejor un bulo que afrontar una opinión pública encabronada. Sin reparos estiran este chicle y nos venden la vileza de la existencia de un “terrorismo medioambiental”.
Mejor, usemos los datos para entender hacia dónde mirar. Sabemos que el incendio alcanzó el Monumento Natural y Espacio Cultural de las Médulas. Un dato de como se ocupa la Junta de Castilla y León de este Patrimonio de la Humanidad: Desde hace tres años el obligado Plan de Ordenación de Recursos y su Programa Rector esta caducado. Elaborado en el 2002, apenas dedica un breve espacio a aspectos referidos a la protección contra incendios.
Que no nos vuelvan a enredar con el terrorismo medioambiental. Precisamente ellos, no.




