El pueblo no salva al pueblo
Las Claves de Pedro Brouilhet, párroco solidario del barrio de San Antonio y Grijota (Palencia)

Palencia
La expresión “el pueblo salva al pueblo” se popularizó hace un año con la desgracia de la Dana. Una frase auspiciada por los extremismos que no creen, ni creerán nunca en el estado de derecho, en la democracia, en la pluralidad, en los parlamentos, en la diversidad, en la alternancia…
Nos hemos parado a pensar en que seguramente algunos o muchos de nuestros dirigentes hacen bien las cosas. Yo he visto a muchos políticos de las diversas administraciones extenuados, preocupados, con las lágrimas en los ojos por los incendios de este verano. Les daba igual la lucha partidista, o lo que se decía en las redes, lo único que querían era solucionar la catástrofe. Toda crítica constructiva es necesaria, algunos de nuestros dirigentes se la merecen, pero también digamos que no todo lo hacen mal quienes nos gobiernan.
La expresión "el pueblo salva al pueblo" nos pone en relación con los grandes totalitarismos del siglo pasado y con algunas naciones actuales donde a mí, no me gustaría vivir.
Mientras los enemigos de la democracia continúan llamando a la puerta, nos seguimos olvidando que lo importante es formar buenos políticos al servicio del bien común y de la dignidad de las personas.




