La historia de los pregones en las fiestas de Aranda
La desgrana en la SER Máximo López Vilaboa

La historia de los pregones en las fiestas de Aranda
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Aranda de Duero
El papel de pregonero representa actualmente la cara visible que se encarga de felicitar a arandinos y visitantes por sus fiestas, de desear unos días de armonía compartida. Para ello, se suele aludir al pasado y se pone de relieve que las fiestas de hoy son continuidad de las de siglos pasados, también los buenos deseos que las mismas tenga continuidad en el futuro. Pero no debemos olvidar lo que en origen fue un pregón.
Nos vamos a ir con la imaginación, siglos atrás, en los que no hay medios de comunicación, ni radios, ni periódicos, ni televisión, ni por supuesto Internet ni redes sociales. La mayoría de la población no sabe leer ni escribir y cualquier mensaje que se quería transmitir a la colectividad se hacía de forma oral y mediante un pregón.
En el sitio acostumbrado, a la hora acostumbrada, de la forma predeterminada y con los rituales de aviso previos de siempre, salía la figura del pregonero para cumplir su misión y anunciar lo que el pueblo necesitaba saber.
Ahora, rememorando aquellos viejos pregoneros, volvemos a recuperar su secular oficio: En el sitio acostumbrado (La Plaza Mayor), a la hora y días acostumbrados (Viernes previo al Cañonazo), con los rituales previos de siempre, y como antesala del comienzo de las fiestas, sale el pregonero para cumplir su misión de anunciar este comienzo de fiestas.
La Plaza Mayor es el lugar acostumbrado para aquellos viejos pregones de antaño. Uno de nuestros mejores literatos, Pío Baroja, escribió un libro titulado “Con la pluma y con el sable”. En el mismo se describe cómo se realizaba un pregón en la Plaza Mayor de Aranda.
De muchos siglos antes, nos llega también el testimonio de un pregón en 1326. Se trata del testimonio más antiguo de la presencia de judíos en Aranda lo encontramos en un documento del rey Alfonso XI del año 1326. El rey autoriza trasladar el día de mercado semanal del sábado al lunes, para que puedan participar los judíos ya que su religión les prohíbe trabajar durante el Shabat. Ésta es una muestra de la consideración y aprecio que se tenía originariamente al desarrollo económico que aportaban los judíos. En este documento el rey dice: “Mando al Concejo de Aranda e a todos los otros concejos dichos que fagades pregonar por todos los mercados de los nuestros lugares con sus términos todos los que hubiesen de ir al dicho mercado de Aranda, que vayan en lunes e no en otro día”
Otra vez un pregonero que anuncia los asuntos más importantes para la villa de Aranda. También anunciarán asuntos cotidianos: Los productos que se venden en cada uno de los mercados. Los precios. Las condiciones de las pesas y medidas. Cuando hay una epidemia, de qué zonas no pueden venir a Aranda a vender para evitar su propagación.
La figura del pregonero se institucionaliza y pasa a estar asociada a una persona concreta que ejerce el cargo de pregonero. En el Catastro de Ensenada de 1752 se recogen todos los oficios que tenían los arandinos en aquella época. De Bernardo Pérez se dice que “por pregonero público de esta Villa, le regularon de utilidad, con el salario que le comunica, seiscientos reales al año”.
La Plaza Mayor como punto neurálgico es el mejor escenario para un pregón. Aquí se celebraba el mercado en el que se vendían los productos que se habían anunciado mediante pregón. Aquí residían las instituciones de autogobierno de la ciudad, desde donde se emitían los Bandos que mediante pregón se anunciaba a toda la población.
Aquí se celebraban y se celebran las principales fiestas que sirven de atractivo a los visitantes y de disfrute para todos, desde lo ordenado y estipulado en un pregón festivo. Desde la Plaza Mayor se dispara el cañonazo que anuncia el comienzo de la fiesta. El cañonazo es un pregón sin palabras, desde ese lenguaje único que se ha ido construyendo generación tras generación.
La música también como pregón, como forma de anunciar sin palabras que ha llegado la fiesta. Las Dianas y Pasacalles son eso, un pregón que anuncia que hay que incorporarse a la fiesta. Las Dianas se desarrollan a primera hora de la mañana, generalmente como primer acto del día, con la finalidad de despertar a los que han alargado la fiesta más de la cuenta.
El encargado de realizar el pregón en 1975 fue el escritor y periodista Alfonso Salgado Espinosa tan vinculado a Diario de Burgos. En aquella ocasión fue desde el balcón de la Virgen de las Viñas, de manera totalmente excepcional. Comenzaba dirigiéndose a los “Arandinos del pámpano y la mies; Arandinos de la industria nueva y del Duero eterno”. Finalizaba invocando a la Patrona de Aranda: “El manto de la Virgen de las Viñas se extiende amorosamente sobre vuestra alegría. Tomadlo como presagio o, mejor, como voz firme que anuncia la realización de todas las justas aspiraciones por las que clamáis y clamamos. Tomadlo, en fin, como orden de que cese por unos días el trabajo, justo el tiempo en que la alegría debe ser obediencia a cumplir sin excepciones: la alegría que mantenéis lozana desde que Aranda es Aranda”. Como novedad aquel año, la lectura del pregón se hizo desde la balconada de la ermita de la Virgen de las Viñas, antes de la Ofrenda floral a la Patrona de Aranda. Hasta 1985 la ofrenda se hacía el domingo anterior al día de la Virgen de las Viñas. A partir de 1986 se empezó a realizar el sábado del Cañonazo, víspera del día de la Virgen de las Viñas.




