El alzhéimer y la dureza para sus cuidadores: "Sé que aunque no sea ella, sigue estando, y lo tengo que aprovechar"

Aranda de Duero

Sara Contreras comienza recordando. Lo hace en un homenaje a su madre, Mila, y en un ciclo de espacios que la SER va a dedicar a cuidadores y cuidadoras. A personas que entregan su tiempo a otras, que sufren patologías o enfermedades, y han dejado de 'ser ellas'. Contreras se refiere a su progenitora, que padece alzhéimer -diagnosticado casi ocho años después de empezar de médicos-. "El alzhéimer borra los recuerdos, pero no los sentimientos. Nos agarra de la mano. Y sabe que estamos ahí. Es un deterioro en el que hay veces que el cerebro hace conexión, y a veces dos minutos después no se acuerda. Hay momentos muy duros, porque además tenemos hijos pequeños y les cuidas, y a veces ellos no entienden la situación, te encuentras entre la espada y la pared. Es duro. Y no se puede planear u organizar. Todo puede cambiar en cualquier momento", explica.

Esa situación con los pequeños de la casa es complejo. "El pequeño de tres años cuando ve a la abuela y ve que le ayudamos y hace movimientos que para él no son normales, recula y se echa para atrás como si tuviera miedo. Y no quiere. Estamos en esa etapa. La niña, que es más mayor, a veces parece que lo entiende, pero otras no. Y te hace preguntas duras, como que cuándo se va a morir la abuela, o que solo ayudas a la abuela. Intentas contestar de la mejor manera, porque es una ruleta. Y esas cosas te tocan. Yo quiero hacerlo bien con mi madre, pero también con mis hijos", detalla.

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Sara y su hermano se alternan en el cuidado de su madre. "Yo cuando estoy con ella estoy feliz, le abrazo mucho, le doy muchos besos. Y sé que aunque no sea ella, sigue estando. Y lo tengo que aprovechar. Ha sido la mejor persona, y no lo digo porque sea mi madre", expresa.

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Contreras ha explicado cómo fue el deterioro, rápido, de su madre, que fue en aumento. Una prueba definitiva que lo diagnosticó ya le pilló en una etapa desde la cual, todo ha ido más rápido. "Yo le pongo de pie y aunque a veces le cuesta andar, echamos hasta bailes", sonríe.

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¿Quién cuida con los cuidadores?

"Creo que no tenemos opción ni de decaer, ni de ponernos malos. Habrá algún día que te pegará el bajón gordo. Pero mi hermano y yo, nuestras familias, están ahí", detalla, a la par que reconoce la gran labor de asociaciones como AFAR, que es "la mitad de nuestro día", porque "nos aporta mucho al tener el centro de día, que mi madre está allí con todas las necesidades cubiertas", y que incluso "mi madre pueda estar en casa, porque aunque no sepa ir sola, no pierde el contacto". También la asociación aporta ayuda psicológica, siendo "una gran familia con la que te apoyas y entiendes". Una gran familia que merece la visibilidad, el cariño, y el apoyo de todos, para poder seguir prestando este servicio tan esencial.

Este espacio al completo en Hoy por Hoy Aranda, con Valentín García, puede reproducirse en el audio superior.