Paremos el odio
Las Claves de Pedro Brouilhet, párroco solidario del barrio de San Antonio y Grijota (Palencia)

Palencia
Me indigna el odio que nos rodea. Me molesta que no se respeten ciertos símbolos que nos unen. Me ofende que se utilicen los insultos para creerse mejor que los demás. Me desborda la actitud de algunos dirigentes políticos.
Creo que no estoy siendo exagerado. Cada vez más buscamos enemigos contra los que unirnos en una lucha sin cuartel. El enemigo común une mucho. El problema surge cuando te das cuenta de que ese enemigo no era tan malo o, incluso, que tú estás a su nivel.
Una nación arraigada en el odio y en el rencor acabará estampándose contra su propia realidad. La inquina y la aversión por el otro nunca puede ser nexo de algo que pretenda perdurar. A no ser que queramos volver al pasado habrá que cambiar la euforia de las banderas por la serenidad de la palabra, las recetas del pasado por soluciones constructivas y el odio al otro por la autocrítica sincera. De lo contrario, estamos fastidiados.
Como dice Quino, el autor de Mafalda: “para convivir con la gente es importante la comprensión y el respeto. Además de no creer que uno es mejor que nadie”.
Les pido a nuestros dirigentes que dialoguen, busquen puntos de unión y no generen odio en la población. Les pido y me pido a mí que seamos capaces de perdonar, escuchar, acoger, tender puentes y apostar por lo que nos une.




