El hedor

Juan Miguel Alonso

León
Hace doce años que un escape de grisú se llevó por delante la vida de 6 mineros jóvenes en el Pozo Emilio del valle de Pola de Gordón. Doce.
El juicio por las presuntas responsabilidades en el suceso de los 16 acusados por homicidio imprudente tardó casi 10 años en celebrarse. Diez.. Ahora los familiares de la víctimas llevan dos años y medio esperando la sentencia que les permita cerrar la herida sangrante de la pérdida de sus hijos y maridos, y la reparación , si fuera el caso, que su señoría tenga a bien conceder. Aunque todos sepamos que tal reparación es imposible.
Nadie explicó cómo puede demorarse una década la celebración de juicio, ni siquiera contando con el ejército de abogados y de triquiñuelas dilatorias que los acusados con apellidos compuestos pueden poner en el camino de la justicia.
Nadie explica las razones por las que no hay sentencia 30 meses después de celebrado el juicio, más allá del kafkiano argumento de que la jueza está de baja.
El caso es un ejemplo perfecto de la ruina judicial que padecemos, pero lo es sobre todo, de la indefensión absoluta de los humildes ciudadanos ante un maquinaria inhumana y opaca en la que nadie asume responsabilidades ni busca soluciones a los problemas que afectan a los pobres ciudadanos sobre todo, si son pobres. ¿Dónde está el TSJ de CYL, y el Consejo General del Poder Judicial , y la Inspección ? ¿ Cómo es posible que no haya un juez sustituto 30 meses después?
Apesta a indignidad esta Justicia tan inhumana, apesta a negligencia y a incompetencia, pero, es insoportable, sobre todo, el hedor que desprende a complicidad con los poderosos y a desprecio hacia los humildes esta miseria togada.




