Esquizofrenia colectiva

Aranda de Duero

Cuando observo y veo lo que hay a mi alrededor en esta España nuestra, en esta Aranda elegida por mí para vivir, pierdo el equilibrio lógico que cualquier ciudadano debe poseer para relacionarse, crecer, sentir e incluso morir. La falta de respeto a lo que piensan los otros, a las maneras de vestir, a sus opiniones religiosas, sexuales, culturales, ideológicas, chirrían permanentemente y acaban en el mejor de los casos en insultos o en violencias físicas incomprensibles.

Y cuando pensábamos que las nuevas generaciones, que no conocieron dictaduras, ni imposiciones desde arriba, iban a crecer en un mundo de responsabilidad y respeto, encuentro una realidad bronca, sin respeto a los demás, abusiva, egoísta (ególatra) o deberá decir: narcisista, interesada, poseída por su verdad.

Quiero compartir con Uds. este sentimiento de locura social y pensar que aunque las esquizofrenias colectivas tienen una cura difícil, no es menos cierto que podemos convertirnos, todos, en psiquiatras mensajeros para luchar contra esta lacra que nos está tocando vivir. Invito, me invito, una vez más a combatir bulos, mensajes insultantes, discriminaciones, desde nuestro campo personal apostando por la integración en asociaciones de todo tipo, optando por la cultura, acudiendo de la mano de muchos ciudadanos que creemos en el diálogo –el encuentro- el debate de las ideas en ese marco imprescindible que es el respeto; digo, acudiendo hacia espacios más integradores y que se están quedando huérfanos o abandonados por la fuerza de las redes sociales.

Libertad y democracia son dos términos fácilmente manejables desde todos los ángulos sociales y políticos. Creo que todos distinguimos cuándo estos dos conceptos se deterioran o se diluyen por una utilización partidista, interesada. Es tan simple dejarse llevar por cantos de sirena, por mensajes repletos de promesas que es necesario y vital cargarse de valor y defender lo que tanto costó conseguir y es tan fácil perder.

Un saludo libre y democrático.