Hoy por Hoy León
Opinión

Gruñir

La columna de Rafa Gallego: Gruñir (17/10/2025)

León

Dos veces ha venido el Presidente del Gobierno a León esta semana, una a León y otra a Ponferrada y nos dice el Secretario Provincial del PSOE que estemos atentos a la tercera, que cuando venga esa tercera vez a finales de octubre hará un anuncio importante para León. Si lo dice el Secretario Provincial del PSOE será porque él ya algo sabe, pero no lo puede adelantar.

Pienso en esa situación: la de conocer una noticia importante antes que los demás y no poder anunciarla. Miro al frente con la profundidad de la mirada de un mochuelo azul y dorado que todo lo sabe. Yo me veo ante eso como la lechuza mitológica de los griegos, una estampa de Atenea, que es capaz de intuir la luz en la oscuridad. Saber y no poder comunicar es quizá un modo de no saber. ¿Qué sentido tiene el conocimiento que no se comparte?

Creo que me repito cuando digo que es el lenguaje lo que nos hace diferentes como especie —el lenguaje y la cocina y la posibilidad de manipular objetos, la música—; es el lenguaje lo que nos distingue del resto de los animales que, como decía Aristóteles, solo tienen voz; es por el lenguaje por lo que nos reconocemos en los otros y conformamos nuestro ser social, lo que nos define ante nosotros mismos y ante los demás. ¿Y tú quién eres?

Básicamente eres uno que habla. Uno que habla con los otros y, en la medida que ese hablar se produce en pie de igualdad, eres uno que construye el mundo en relación con los otros. Por eso somos básicamente hablar. Por eso el discurso en la política se está empezando a confundir con algo distinto del propio discurso y se transforma en un modo disciplinado de “gruñir” consignas consabidas. Lo vimos en la tertulia de políticos del miércoles en la que más de uno, en lugar de contestar a lo que se le preguntaba, o se salió del tema con excursiones allende los mares o se instaló en un consabido “manzanas traigo”.

Se nos olvida que la parte fundamental de hablar es escuchar al que habla contigo y pensar en lo que te dice y discutirlo quizá o comprenderlo. Si seguimos gruñendo y dejamos de hablar, quizá consigamos lo que perseguimos, pero no valdrá la pena.