La mujer amenazó con "reventar la cabeza" a su supuesto cómplice por hablar con la Guardia Civil

Cuarta jornada del juicio que se desarrolla esta semana en la Audiencia Provincial de Zamora por un posible caso de asesinato del hombre que apareció muerte en el Lago de Sanabria. El proceso, que se desarrolla con jurado popular, trata de determinar si los tres acusados -dos hombres y una mujer de nacionalidad portuguesa- fueron los responsables de matar a un hombre portugués de 70 años, también portugués, y arrojarlo al río Tera en diciembre de 2019. Un homicidio que tendría por móvil quedarse con las dos pensiones que cobraba la víctima y por la que habrían obtenido más de 40.000 euros hasta el año 2023, fecha en la que fueron detenidos.

Este viernes le ha tocado el turno a los acusados, que han decidido contestar solo a las preguntas de sus abogados. No ha habido sorpresas y los acusados, divididos en dos facciones han cargado entre sí. La acusada, Ana Cristina, ha llegado a decir que Mariñeiro afirmó en estado de embriaguez en diciembre de 2019 que Jaime, nombre de la víctima, ya no molestaría más. Igualmente testificó que Mariñeiro tenía la documentación de la victima enterrada. El cómplice que permaneció en Portugal, en Chaves, asevera que estuvo ingresado entre el 20 y el 30 de diciembre, fechas en las que se habría producido el asesinato. Mariñeiro se ha defendido aseverando que no veía a la víctima desde el 20 de diciembre y que nunca había comprado cuerdas o cal viva, materiales que se habrían usado para asesinar al hombre portugués de 70 años y robarle su pensión.

Estas declaraciones no alteran la versión con la que trabajan Fiscalía y acusación, que sostienen que los autores de drogar y arrojar al Tera a la víctima fueron Ana Cristina y Mariñeiro, mientras que El Chico permaneció en Chaves como cómplice necesario.

También hoy ha testificado el funcionario de prisiones portugués que en 2023 conversó con Mariñeiro, quién llegó a confesarle que él solo había viajado hasta una zona cercaba a Puebla de Sanabria como conductor, habiendo sido la acusada, Ana Cristina, la que sacó del coche a la víctima de forma violenta y volvió sin él. Una versión que Fiscalía y acusación consideran tergiversada para obtener una reducción de pena, pero que sí sitúa a los dos principales acusados en el lugar del crimen entre el 23 y 27 de diciembre de 2019, cuando la Guardia Civil fija el asesinato.

Un coche que también sale en las transcripciones de las conversaciones telefónicas entre dos de los implicados, la mujer y su cómplice, que la Guardia Civil obtuvo tras picharles los móviles.

En esas conversaciones la mujer, Ana Cristina, dice que nadie encontrará huellas en el coche, donde supuestamente llevaron al hombre drogado antes de arrojarlo al río, porque lo vendió 2 días después de la aparición del cadáver en la desembocadura del Tera. Afirma literalmente: "Ya se han sentado muchos culos en ese coche". Unas conversaciones telefónicas donde se habla de la desaparición de la víctima asiduamente y donde la mujer llega a amedrentar a su cómplice con "arrancarle la cabeza" por hablar con la Guardia Civil. También le amenaza con denunciarle por el crimen si lo vuelve a hacer. Mañana se llevarán a cabo las conclusiones de las partes y se espera que el juicio finalice el lunes de la próxima semana.