La última viñeta de Miguel en el Gundín: "Muchas gracias a todos por estos años maravillosos"
Después de 39 años regentando el bar que abrieron sus padres hace 59 años, Miguel se jubila y deja el Gundín en manos de un empresario del Bierzo

Ponferrada
Un café cortado con la emoción y servido con la habitual sonrisa tímida y cabizbaja de Miguel, una mezcla explosiva en la cara de quien ha sido el regente de uno de los bares con más solera del centro de Ponferrada, el Bar y Restaurante Gundín.


Esta mañana Miguel está más nervioso que nunca porque tendrá que asumir el adiós definitivo al negocio que heredó de sus padres Agripina y Leonides, un matrimonio llegado a Ponferrada desde Langre, y que decidieron apostar por la hostelería en 1967 para complementar el dinero que entraba en casa con una zapatería. Gracias a él sacaron adelante a sus cuatro hijos, pero fue Miguel y su mujer Nieves los que han convertido a este establecimiento en un lugar de referencia de la comida tradicional y sobre todo del "picoteo" que acompaña en las tardes de timbas y "tardeos".
Mollejas, calamares en salsa, hígado encebollado, empanada... pero quizás la tapa que identifique al Gundín sea "la oreja", digna de la mejor metamorfosis de Mortadelo y Filemón, ese equipo T.I.A., de agentes de espionaje que no han sabido dar todavía con "el secreto" de la receta.








A medida que han pasado las horas, los clientes y amigos han acompañado a Miguel en la despedida y han brindado por mantener abierto un negocio "con esencia".


"Muchas gracias, han sido años maravillosos, nos veremos en la calle". Es el mensaje que quiere dejar Miguel para acompañar este último día de trabajo antes de emprender la huida hacia la jubilación, un estatus que reconoce "le encanta".






