Cuando 'Halloween' era sólo una película
Nos damos un paseo por algunos momentos en la historia del Cementerio del Carmen
Valladolid
Resulta difícil de creer ahora que en las tiendas vemos decoraciones con lápidas de pega y calabazas de cartón. Cuando los niños -y no tan niños- van por la calle disfrazados gritando eso de "truco o trato". Lo que una vez vimos en película como 'E.T.' y que pensábamos sólo sucedía en la soleada California ahora convive con nosotros en la otoñal meseta castellana.
Pero esto no siempre fue así, claro. Hasta hace no demasiado tiempo, la proximidad del Día de Todos Los Santos y del Día de los Difuntos se vivía sin alegrías, sin fiestas en los bares de copas o en las viviendas particulares y sin gastar más que en algún ramo de flores y unos buñuelos de viento.
Y, una vez más, ahí está el Archivo Municipal de Valladolid para ser testigo. El viaje empieza a finales de la década de los 70 del siglo pasado y acaba antes de que estallara la Guerra Civil.
En aquel tiempo en Valladolid había sólo un cementerio: el del Carmen. Que por cierto, tenía sobre acceso principal el rótulo "Cementerio Católico". En las imágenes que acompañan este texto veremos rincones que pervive como el Panteón de Vallisoletanos Ilustres y otros, seguramente desaparecidos.
Comprobaremos que la visita de las autoridades al camposanto en la jornada del 1 de noviembre viene de lejos. Podremos recordar la explosión del polvorín del Pinar de Antequera que causó 9 muertos de la plantilla de bomberos de Valladolid. Fue un 21 de septiembre de 1940 y, en señal de duelo, se suspendieron las ferias y fiestas de la ciudad aquel año. Un panteón recuerda a los fallecidos.
En otra instantánea, Antonio Ruiz Ocaña y Remiro, Gobernador Civil de Valladolid y Jefe Provincial del Movimiento, participa en una ofrenda floral en el cementerio ante la tumba, al parecer, de Onésimo Redondo.
Hay también una imagen del entierro de Remigio Cabello, uno de los fundadores en el año 1894 de la Agrupación Socialista de Valladolid, y presidente del partido tras la dimiisón de Julián Besteiro. Murió en Madrid en mayo de 1936, apenas dos meses antes del golpe de estado que derivó en la Guerra Civil.
En este viaje en blanco y negro hay también vendedores de flores, grupo de amigos que visitan tumbas e incluso un gato que descansa, durmiendo que quede claro, a los pies de una tumba de quien, quizá, pudo ser su dueño.

Mario Alejandre
Valladolid, 1977. Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Pontificia de Salamanca....





















