El valor del trabajo

Aranda de Duero

La ministra de trabajo dice que hay que "trabajar para vivir" y no "vivir para trabajar", algo que la sociedad actual tiene claro y con lo que nadie está en desacuerdo. Pero Yolanda Diaz hace este tipo de comentarios y lo repite hasta la saciedad como eslogan, rodeándolo de advertencias, desconfianzas y medias verdades, lanzando un mensaje equívoco: que trabajar es malo. Impulsando la práctica de “hacer el vago” todo lo que se pueda, lo cual está generando un absentismo laboral que según las estadísticas es muy preocupante en el segmento de 24 a 36 años. Ella lanza su mensaje para comprar votos, entre otras cosas porque no la sobran ante su falta de credibilidad y el sectarismo que practica, puesto le gustaría que todos estuviéramos subsidiados, para presentarse como salvadora de la sociedad y que todos la votaran por ese motivo, perpetuándose en el poder para vivir del cuento.

El trabajo es mucho más que un sustento. Es también una vía de desarrollo personal, un sentido de utilidad social, autoestima y pertenencia. A través del trabajo no solo ganamos un salario, también construimos tejido productivo, generamos bienestar y, en muchas ocasiones, encontramos nuestro propósito. Reducir el debate laboral a jornadas, descansos y derechos (por importantes que sean) no puede ocultar el valor de trabajar con sentido. Es posible y deseable vivir bien y trabajar bien. Es hora de poner en valor a quienes disfrutan de su trabajo, a quienes emprenden, a quienes mejoran su entorno profesional. No hay que vivir para trabajar, pero tampoco hay que negar que el trabajo puede y debe formar parte de una vida plena. La ministra demoniza a los empresarios, pero no hay nada más social que crear empleo porque dinamiza la economía, fortalece los servicios públicos a través de impuestos y cotizaciones, y crea nuevas oportunidades. Cada empleo tiene un efecto multiplicador en la sociedad.