Juntar

La columna de Rafa Gallego: Juntar (07/11/2025)
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
León
Has visto esos bloques blancos con mensajes de Yoko Ono que son, más que mensajes, imperativos para la vida. En la estación de trenes, “respira”. En la Plaza de San Marcos, “imagina la paz”. En el arco de la cárcel, “recuerda”. En Guzmám, “vuela”. Un “sí” rotundo y sencillo en el centro, en el corazón comercial de la ciudad.
Sin duda es una gran noticia para León esta exposición que se inaugura mañana, pero yo me voy a quedar de momento con esos aldabonazos blancos en el paisaje urbano con el grito contenido de ese mandato. Se me ocurre juntarlos en una frase que puede significar cosas distintas según se ordene: “Sí: recuerda, respira, vuela e imagina la paz”; “Imagina la paz y vuela. Recuerda: sí respira”; “Vuela, sí. Imagina la paz, pero respira y recuerda”. Se me ocurren más variantes, pero no te quiero aburrir con este juego. “Jugar” podría haber sido el verbo de la semana, pero he optado por “juntar”, como quien quiere ver en el propio juego estético la intención de la obra, esa idea de encender para unir. Imagina.
Me doy cuenta de que, con dos enes y una tilde de menos, León se convierte en Lennon, no sé si es un juego demasiado retorcido o un modo de juntar cosas que no están juntas. Es como que Yoko Ono es al margen de Lennon, pero como que Lennon ya no puede quedar fuera de nada que sea Yoko Ono. Es un juntar no despegable y leer en la Plaza de San Marcos ese “imagina la paz” cada mañana me remueve estampas de cuando cantábamos para entendernos, cuando nos juntábamos en casa de quien sabía tocar la guitarra para cantar y explicarnos, cuando éramos poco más que una canción para imaginar la vida.
Pero los días se van juntando y conforman semanas y meses y años y tiene uno la sensación de que el tiempo de imaginar desaparece. Y puede que hasta el momento “vuela” se esfume, el cotidiano “respira” se entrecorte y el permanente “recuerda” te desarme. Solo un “sí” extrañado, tal vez silencioso. Un “sí” quedo y con sordina te delata. Es solo que ese “sí” te es extraño y la paz te resulta inimaginable en este tiempo de enfado y de pelea permanente. Al menos, a mí, me pasa.




