Opinión

El Congreso de los Diputados convertido en un triste espectáculo

Las Claves de Pedro Brouilhet, párroco solidario de San Antonio y Grijota

El Congreso de los Diputados convertido en un triste espectáculo

Palencia

Lo ocurrido en el pleno del miércoles en el Congreso de los Diputados no fue un ejemplo de democracia, sino de espectáculo. Lo que debería ser un espacio de debate sereno y responsable se transformó, una vez más, en un circo de aplausos, gritos y descalificaciones. Cada intervención parecía menos un intento de construir acuerdos y más una actuación para la galería- No se habla para la ciudadanía en su globalidad. Son todas actuaciones para los suyos.

Los aplausos coordinados, los vítores partidistas y los abucheos al adversario son ya parte del paisaje habitual, y eso dice mucho del nivel político que tenemos. En lugar de argumentos, ruido; en lugar de respeto institucional, rivalidad teatral. El Congreso no debería parecerse a unos ultras en un estadio de fútbol, sino al lugar donde se debate desde los argumentos, las ideas, las proposiciones, donde se llega a consensos, en beneficio de toda la ciudadanía.

Mientras los diputados compiten por quién levanta más pasiones en sus filas, fuera de esas paredes la ciudadanía observa con creciente hartazgo y mucha decepción. La democracia no se aplaude: se ejerce con respeto, seriedad y responsabilidad.