Un artista de pura vocación forjado en Aranda de Duero

Aranda de Duero

Miramos el mundo y las cosas, el paisaje, la vida y la quietud y lo hacemos desde nuestro lugar a veces meditado y elegido, a veces improvisado, a veces indeseado. Miramos y observamos la realidad, la estudiamos y analizamos desde el acecho y la contemplación y después esa realidad examinada se interpreta, se describe y se plasma en telas o en papeles o en objetos o en recuerdos; se representa y se expresa de la mejor manera pensada en nuestra memoria. Hay personas –hoy ‘viajaremos por la memoria’ con una de ellas– que tienen una capacidad quizá innata, quizá bien aprendida, quizá bien trabajada para hacer esa labor de plasmación de las realidades y las ideas que orbitan entorno a ellas.

Son los pintores, escultores, escritores, músicos y gentes dedicadas al arte y a las artes quienes expresan y transcriben en sus infinitos formatos estéticos su subjetividad e interpretación del mundo y las cosas observadas. No son pocos los ribereños dedicados al arte con enorme éxito en lo personal y lo íntimo. No son pocos los que, además y también, han alcanzado niveles de prestigio universal. Hoy viajamos acompañados por uno de los artistas más emblemáticos de nuestro entorno, fundador y promotor del grupo artístico A UA CRAG. Aquí, ahora conversamos con el artista con mayúsculas que vive y trabaja en Campillo de Aranda, JULIÁN VALLE.

Una vida de arte

Tras esta introducción de Ausen Frutos nos citamos con un destacado artista sin el cual no se entendería la vida cultural de Aranda. Valle reflexiona en su Viaje por la Memoria abiertamente sobre cómo los artistas, a menudo considerados como personas con una sensibilidad especial, en realidad realizan un trabajo similar al de otros oficios, aunque con un enfoque particular en la creatividad y la interpretación del mundo. "Es como quien se dedica al mundo del vino. Si no educas el gusto no tienes esa sensibilidad; en el caso de los artistas o los aficionados del arte pasa lo mismo, tienes que educar el gusto, ver muchas cosas, leer, escuchar...", define.

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Julián comparte en este recorrido sus recuerdos de infancia, mencionando que, como muchos niños, soñaba con ser astronauta y que sus primeros dibujos eran de naves espaciales. Sin embargo, a medida que creció, se dio cuenta de que su verdadera pasión era el arte. Explica que su padre era transportista inicialmente, y eso hizo que naciera "un poco de casualidad" en Aranda. Su infancia se desarrolló encima de la alfarería de Fuenteminaya -lo que indudablemente le ha marcado-, hasta que se fue una temporada a Lozoyuela, el pueblo de su madre, y cuando falleció su abuela regresó a Santa Catalina. Habla de sus recuerdos estudiantiles, de cuando estudió en una 'escuela' por la zona de la calle Hospicio, pasando luego a otra en la calle Cascajar. Por esa época su interés por el arte ya se estaba consolidando, y hacía 'Vela Zanettis' con carbonilla para vender. A pesar de que sus padres deseaban que aprendiera un oficio más convencional, él siempre se sintió atraído por el dibujo y la pintura, pero acabó estudiando automoción en Buitrago -también le gustaba dibujar coches-. En todo caso, tampoco le quemaron las manos para trabajar como camarero o repartidor de gaseosa.

Su idilio con el arte

A medida que avanzaba en su vida, Julián se involucró en el mundo del arte de manera más seria, especialmente al conocer a Néstor San Miguel, un artista que lo inspiró y lo guio en sus primeros pasos en la pintura. Valle recuerda en la SER cómo pasaba horas en el estudio de Néstor, observando el proceso de creación artística y aprendiendo de él. Esta experiencia marcó un punto de inflexión en su vida, ya que le permitió conectar con otros artistas -también de otras culturas e idiomas- y explorar su propia creatividad.

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Precisamente de la colaboración y el intercambio de ideas en el ámbito artístico, surgió ese grupo A UA CRAG, que se formó como un espacio de diálogo y aprendizaje, donde los artistas podían compartir sus experiencias y conocimientos. Este ambiente de apoyo mutuo fue fundamental para el desarrollo de Julián como artista y para la creación de obras significativas. "Siempre me juntaba con gente muy dispuesta a aconsejar, hablar, comentar... Te sentías como una persona que pese a tus limitaciones, podías hablar con gente con trayectoria. Como los buenos maestros, saben apreciar las cosas interesantes y lo que muestran los trabajos primerizos. Y como Nestor se montó la historia de A UA CRAG, tiré un poco más por la pintura, aunque también escribía poemas, que empecé en el colegio, muy joven", recuerda.

El arte de Julián, reconoce, ha ido variando con los años. Y actualmente, se dedica a observar la naturaleza y a plasmar sus experiencias en su arte, desde Campillo de Aranda, donde decidió trasladarse buscando un entorno más asequible y tranquilo en el que vivir y trabajar, pero también un menor esfuerzo en materia económica.

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A pesar de los desafíos tan variopintos que enfrenta un artista, Valle se siente afortunado de poder seguir creando y explorando nuevas ideas; todo enriquece su obra. Él sigue desarrollando su trabajo y está abierto a nuevas oportunidades. Como si el tiempo no hubiera pasado. Porque de alguna forma, el arte es algo que le ha mantenido vivo y feliz desde que lo probó, hasta el día de hoy.

Este Viaje por la Memoria de Julián Valle, junto a Valentín García y Ausen Frutos, puede reproducirse al completo en el audio superior.