Lux

León

Como no hay mejor receta para enfrentar el peligro que tirarse en sus brazos, ayer decidí comenzar los cometarios de texto con mis guerreros de 1º de Bachillerato, con una canción de Rosalía, con una titulada La perla. Si han conseguido huir indemnes al aguacero místico luxminoso de la semana, abandonen toda esperanza y escúchenla . Son tres minutines de nada.

En seguida la cosa derrotó por un ajuste de cuentas con ex de la diva, un tal raw Alejandro al que pondría a bajar de un burro . ese play boy, un campeón, que miente más que habla, parásito y que siempre desaparece cuando se le necesita. Todo un rompecorazones nacional que deviene medalla de oro olímpica al más cabrón. Guau, el público estaba incendiado y las voces se atropellaban para compartir su exégesis, cuando del fondo de la clase un manita trémula se alzó para decir su verdad: La Perla habla de política. El play boy es Sánchez, Abascal no sabe lo que es cotizar, Feijoo tiene el podio de la gran desilusión , de modo que todo deviene en ese red flag andante/ tremendo desastre que son los que mandan.

Se hace un silencio sepulcral, caras de incredulidad, y estalla una guerra entre los partidarios de la factura amorosa y los fotógrafos del panorama político. Nadie respeta los turnos de palabra, vuelan las palabras gruesas y el pandemonium se lleva por delante la pedagogía, al profe y los buenos deseos. Un sindiós que acaba con el sonido del timbre.

El docente sale mascullando sus derrotas del aula. Con lo que a mí me gustaba siempre explicar a Rosalía , a la otra quiero decir, se escapa entre sus labios .