El misterio de la espada hallada en Peñafiel

Peñafiel

Este lunes en la SER hemos proseguido con el misterio. Porque si este pasado sábado en el A Vivir Castilla y León nuestro colaborador Jesús de la Villa desvelaba a toda la región la historia del fantasma que se relaciona al castillo -lugar desde donde se emitía el programa-, en esta ocasión y aprovechando el paso del historiador por nuestro espacio, nos ha traído otro misterio por dar continuidad a ese relato. Y esta vez tiene que ver con una espada que fue descubierta en el Convento de San Pablo tras sufrir un devastador incendio en 1751.

Este incendio destruyó gran parte de la biblioteca del convento y llevó a la decisión de derribar un torreón medieval. Durante este proceso, se encontró una alacena en la que había una espada de hierro con empuñadura de plata, que fue recogida por Fray Fernando Velacuesta, un monje del convento. La espada fue considerada una pieza de gran importancia histórica y se notificó a la recién creada Real Academia de la Historia en Madrid, lo que despertó el interés del rey Fernando VI. La espada, que llegó a la Real Academia, fue objeto de estudio y análisis, aunque lamentablemente ha desaparecido y su paradero actual es desconocido.

Se especula que pudo haber sido robada o sacada para alguna exposición, pero no se tiene certeza de cuándo o cómo ocurrió. A pesar de su desaparición, se conserva un dibujo y una descripción detallada de la espada, que medía aproximadamente 1,50 metros y presentaba una empuñadura decorada con motivos renacentistas. El análisis inicial de la espada fue realizado por seis expertos, quienes debatieron su posible origen. La mayoría concluyó que podría haber pertenecido al infante don Juan Manuel, fundador del convento, aunque uno de los expertos sugirió que su estilo correspondía más bien al siglo XVI. Investigaciones posteriores han reforzado la idea de que la espada es de esa época, lo que lleva a la hipótesis de que podría haber pertenecido a don Juan Manuel de Villena, un descendiente del infante. Don Juan Manuel de Villena, figura destacada en el siglo XVI, y conocido por su cercanía con Felipe el Hermoso y su papel como embajador ante el Vaticano.

Jesús de la Villa sugiere que la espada podría haber sido un regalo de Maximiliano de Austria, quien le otorgó honores y distinciones tras su liberación de prisión. Este tipo de regalos eran comunes en la época y la espada, aunque de gran calidad, no era un arma de guerra, sino más bien un símbolo de estatus. El misterio que rodea a la espada se intensifica al preguntarse por qué estaba escondida en el convento. El colaborador considera que, al ser un objeto tan valioso, pudo decidirse guardarla en un lugar seguro, como una alacena, para protegerla de posibles robos. Sin embargo, con el paso del tiempo, su existencia se olvidó, y fue solo tras el derribo del torreón que la espada fue redescubierta, aunque su paradero sigue siendo un enigma.

El espacio al completo puede reproducirse en el audio superior.