Mujeres alzan la voz contra la violencia machista desde lo rural, la diversidad y el arte

TABANERA DE CERRATO (PALENCIA), 20/11/2025.- Mujeres con discapacidad intelectual y vecinas de Tabanera de Cerrato, un pequeño pueblo de Palencia, preparan estos días una obra dirigida por la coreógrafa Natali Camolez que convierte la danza inclusiva en una denuncia de la violencia machista, un homenaje a las víctimas y una reivindicación de la vida cultural y comunitaria en el mundo rural. EFE/ Almudena Álvarez / A. Alvarez (EFE)

Palencia
Mujeres con discapacidad intelectual y vecinas de Tabanera de Cerrato, un pequeño pueblo de Palencia, preparan estos días una obra dirigida por la coreógrafa Natali Camolez que convierte la danza inclusiva en una denuncia de la violencia machista, un homenaje a las víctimas y una reivindicación de la vida cultural y comunitaria en el mundo rural.
Cada semana, seis mujeres con discapacidad intelectual que forman parte de la compañía artística Includanza, una iniciativa de BRIAN (antes Fundación San Cebrián), se desplazan hasta Tabanera de Cerrato, un municipio palentino de 138 habitantes.
Allí, en la Casa del Baile, sede de la Universidad Rural del Cerrato, se encuentran con un grupo de vecinas del pueblo para ensayar la obra que representarán el 25 de noviembre en la Plaza Mayor de Palencia, dentro de los actos organizados por el Ayuntamiento con motivo del Día Internacional para la Eliminación de la Violencia contra la Mujer.
Como explica a EFE la coordinadora de proyectos de la Universidad Rural, Noelia Barreales, la idea nació hace un año de una residencia artística comunitaria impulsada por la Universidad Rural.

TABANERA DE CERRATO (PALENCIA), 20/11/2025.- Mujeres con discapacidad intelectual y vecinas de Tabanera de Cerrato, un pequeño pueblo de Palencia, preparan estos días una obra dirigida por la coreógrafa Natali Camolez que convierte la danza inclusiva en una denuncia de la violencia machista, un homenaje a las víctimas y una reivindicación de la vida cultural y comunitaria en el mundo rural. EFE/ Almudena Álvarez / A. Alvarez

TABANERA DE CERRATO (PALENCIA), 20/11/2025.- Mujeres con discapacidad intelectual y vecinas de Tabanera de Cerrato, un pequeño pueblo de Palencia, preparan estos días una obra dirigida por la coreógrafa Natali Camolez que convierte la danza inclusiva en una denuncia de la violencia machista, un homenaje a las víctimas y una reivindicación de la vida cultural y comunitaria en el mundo rural. EFE/ Almudena Álvarez / A. Alvarez
La convocatoria atrajo a Camolez, que propuso trabajar con mujeres con y sin discapacidad a través de la danza inclusiva. “Les propusimos una performance entre mujeres con y sin discapacidad del entorno rural, vinculada a la violencia machista”, explica a EFE la creadora.
"La propuesta nos gustó mucho porque es innovadora, comprometida, emocionante y comunitaria", señala Barreales, subrayando el gran valor humano y artístico de una propuesta que superó los objetivos previstos y abrió una colaboración que ha crecido desde entonces.
Denunciar desde lo rural
Esta alianza entre mujeres buscaba además romper barreras. “Para mí era muy importante trabajar la violencia machista desde los pueblos. Que no haya que ir a la ciudad y que nos podamos quedar en los pueblos a hacer actividades de denuncia y concienciación”, explica Barreales.
“Para nosotras fue una manera de entender que en el entorno rural también pasan cosas y romper el estigma de mujeres con y sin discapacidad”, añade Camolez.
La creación colectiva, que comenzó en 2024 con la idea de representarse únicamente en Tabanera, terminó recorriendo varios pueblos de la provincia y se representó también en el campus universitario de Palencia. “Al final hicimos siete actuaciones”, resume Barreales.

TABANERA DE CERRATO (PALENCIA), 20/11/2025.- Mujeres con discapacidad intelectual y vecinas de Tabanera de Cerrato, un pequeño pueblo de Palencia, preparan estos días una obra dirigida por la coreógrafa Natali Camolez que convierte la danza inclusiva en una denuncia de la violencia machista, un homenaje a las víctimas y una reivindicación de la vida cultural y comunitaria en el mundo rural. EFE/ Almudena Álvarez / A. Alvarez

TABANERA DE CERRATO (PALENCIA), 20/11/2025.- Mujeres con discapacidad intelectual y vecinas de Tabanera de Cerrato, un pequeño pueblo de Palencia, preparan estos días una obra dirigida por la coreógrafa Natali Camolez que convierte la danza inclusiva en una denuncia de la violencia machista, un homenaje a las víctimas y una reivindicación de la vida cultural y comunitaria en el mundo rural. EFE/ Almudena Álvarez / A. Alvarez
Los ensayos se retomaron este otoño, tras el paréntesis veraniego, para preparar la performance en la que trabajan ahora. “Hemos cambiado las historias para actualizarlas a 2025 porque desgraciadamente sigue pasando”, lamenta la coreógrafa.
Mujeres asesinadas en 2025
Este año incluyen relatos reales de asesinatos cometidos en 2025. “Son historias distintas y también algunas participantes son diferentes”, añade Barreales.
El grupo se compone ahora por cinco mujeres de Tabanera, Marta, Raquel, Marisa, Mercedes y Patricia, y seis de BRIAN, Elisa, Chus, María José, Rocío, Aliona y Covadonga.
El diseño artístico es sobrio y simbólico. “Hemos elegido los zapatos como símbolo, porque cuando las personas fallecen se les viste, pero no llevan zapatos. Por eso, de forma simbólica, lo que permanece con nosotros son los zapatos”, explica la directora.
Zapatos de niña, de mujer, zapatos de trabajo, de deporte o de fiesta representan la vida interrumpida de una víctima y cada intérprete presta su voz a una historia atravesada por la barbarie y la ausencia.
La representación concluye con un llamamiento que se repite. “Pedimos el fin de la violencia machista porque ya nos agota”, sostiene la coreógrafa mientras subraya el silencio que se produce mientras se hace la performance. "Es lo que queríamos lograr, porque cuando te dan la noticia de una muerte salvaje siempre te quedas con el silencio en el cuerpo”, explica.
La creadora subraya el valor de traer historias reales a través de voces que hoy siguen vivas, frente a cifras que a veces deshumanizan y olvidan que son niñas y mujeres que han sido asesinadas por su pareja, su expareja o su marido.
Además, para las participantes, especialmente las mujeres con discapacidad intelectual, la experiencia tiene un fuerte componente de comunidad, reconocimiento y autoestima.
Aparecen historias como la de Miriam, 35 años, asesinada por su pareja en Haro; la de Marta, 21 años, muerta a cuchilladas en Villaverde pese a una orden de alejamiento quebrantada cuatro veces; la de Catalina, 49 años, estrangulada por su expareja que luego incendió la vivienda; la de Doreen, 78 años, asesinada a golpes por su marido en Jaén; o la de Zunilda, 43 años, asesinada a martillazos en Fuengirola.
De fondo, la percusión y la voz de María Alba, integrante del grupo El Naan, sostienen un relato que concluye con el grito colectivo de no más muertes, ni una más.
Así, esta performance, que nació como un experimento comunitario en un pequeño pueblo del Cerrato, se ha convertido en un alegato colectivo en las voces de mujeres que, desde lo rural y la diversidad, rompen el silencio de las víctimas y defienden que la cultura también es un territorio de resistencia.




