La violencia machista: un problema cuya solución depende de todos

Peñafiel

Este martes 25 de noviembre celebramos el Día de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer. Y lo hacemos concienciando sobre la importancia de actuar, intervenir y ayudar a quien veamos en peligro. Lo hacemos hablando con Raquel Pesquera, del Espacio Feminista de Peñafiel, y escuchando un relato real, muy duro, de una mujer que ha sufrido violencia machista, y que pone los pelos de punta.

Hasta la fecha, 38 mujeres han sido asesinadas en 2025 a manos de sus parejas. Cada caso es una historia de vida que merece ser contada y que demuestra que la violencia de género no es un problema aislado, sino una realidad que afecta a muchas personas y por ende familias cada año. Raquel Pesquera subraya la importancia de dar voz a este tipo de testimonios, ya que muchas veces se normalizan en la sociedad. Y en muchas ocasiones, hay paralelismo entre los casos: las víctimas se van viendo afectadas gradualmente, no reconocen que lo que sus parejas practican ante ellas es violencia o que están en peligro, creen incluso merecer esos ataques físicos o psicológicos, se alejan de su familia y amistades, ocultan sus cicatrices, y se resisten incluso a denunciar por miedo a lo que le pueda pasar a su pareja.

Ante estas realidades, es clave que amigos y familiares estemos atentos a señales de abuso y que actuemos en consecuencia, ya que en muchos casos, la intervención de terceros puede ser crucial. Pesquera recuerda que no se debe mirar hacia otro lado ante situaciones sospechosas, y que es fundamental actuar con determinación y solidaridad. Además, cabe recordar que existen recursos disponibles para las víctimas, como el teléfono 016, que permite realizar denuncias sin dejar rastro.

Medio rural

En nuestro territorio, y en cualquier medio rural, ciertamente puede ser más complicado que los vecinos sean conscientes de los casos de violencia machista, al igual que es más difícil acceder a una comisaría a interponer una denuncia. Pero también es cierto que en las comunidades pequeñas es más fácil establecer relaciones de confianza con los vecinos, lo que por otro lado, sí puede facilitar la petición de ayuda.

En todo caso, queda claro que la lucha contra la violencia de género es un compromiso colectivo que requiere la participación activa de toda la sociedad. No podemos ponernos de perfil.