Lorena Bodas y una vida con mucho arte en Aranda de Duero

Aranda de Duero

–Hola, dime qué quieres que cuente de ti. Descúbreme tus secretos, tus intimidades, tus recursos; descúbreme tus bellezas, lo interesante de ti, lo inimaginable. Yo seré quien lo comunique, lo traslade, lo presente y enseñe; yo seré quien lo demuestre y quien lo cuente. Y llegarán las gentes desde el otro lado, desde allá lejos y vendrán a descubrirte. Llegará todo el mundo queriendo saber, incluso desde más allá de tus fronteras. Y yo estaré allí y me haré presente para contarte y describirte, para hacerlos saber y conocer.

Bien podría ser éste el diálogo de un guía turístico con los recursos a enseñar y mostrar. Seguro que será éste el quehacer de quién guía a visitantes y curiosos en el descubrir de los recursos, los paisajes, las historias, el arte, las gentes y los secretos conocidos. A esta tarea de guiar por museos y galerías, por los estantes repletos de libros e historias, por las lecturas, por lo escrito y los escritores, por el contar del arte ha dedicado tiempos y ejerce su ocupación diaria nuestra compañera de viaje de hoy, LORENA BODAS.

De Zamora a Aranda

Tras esta introducción de Ausen Frutos saludamos a un rostro conocido de la cultura arandina. Sobre todo, después de que desde hace años, regente junto a su pareja la conocida librería Todo Libro. Aunque los orígenes y raíces de Bodas no son arandinos -sus padres vinieron de Benavente buscando mejores oportunidades laborales, especialmente en Michelin- ella sí lo es (aunque reconoce que casi nace en plena carretera). En todo caso, hay que decir que ella siempre ha mantenido un fuerte vínculo con sus raíces, pasando muchos fines de semana y veranos en sus pueblos -Santa María de Valverde y Fuentes de Ropel-, donde ha disfrutado de la naturaleza y de la compañía de sus abuelos.

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Precisamente de su infancia ha compartido muchos recuerdos, como jugar en el campo, escuchar cuentos junto a la chimenea y aprender de sus abuelos, quienes eran como unos segundos padres, dice, y desempeñaron un papel fundamental en su educación y formación emocional. "Ellos te educaban, te enseñaban la historia, te contaban cuentos a la luz de la lumbre, teníamos la chimenea... Nos juntábamos ahí toda la familia, estábamos en la cocina, una cocina de estas antiguas de gas, y tenías ahí la la leña, asábamos castañas...", recuerda, emocionándose al recordarlos.

Una vida de arte

A medida que crecía, Lorena se interesó por la historia y el arte, influenciada por su madre y sus experiencias en la escuela. Recordó cómo su amor por la historia se despertó en la educación primaria, promovida por el "yo quiero conocer mi pasado, conocer mi presente y sobre todo transmitirlo". Pero la etapa en la escuela no fue sencilla. Lorena también sufrió bullying. "Si la EGB eran 8 años, pues 7 años lo sufrí. El otro día -tras escuchar el testimonio de Álvaro Sola- repasando un poco, había otros compañeros en clase que tampoco lo pasaron bien, y me quedo con el hecho de no haber hecho algo más por ellos. A mí me escupieron y me insultaron. Ya han pasado un montón de años, ahí se queda, soy como soy también en parte gracias a eso; ya está, no hay que darle más vueltas", expresa, reconociendo que "llega a meterse tanto el miedo en el cuerpo como para no querer salir de casa", y que sus padres eran conscientes de la situación, pero al irlo a hablar al colegio "quedó en que era cosa de niños".

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Formación y pareja

Con el tiempo, Lorena se traslada a Valladolid para estudiar Historia en la universidad, donde también conoció a su pareja, Iván. Aunque el idilio, cuenta, se forjó realmente en el último año de carrera. Él desde el principio estuvo, pero le tocó esperar. "El instituto fue liberación, allí conocí a mis amigas... Cumplo 18, voy a Valladolid a seguir mi sueño: estudiar Historia. Justo detrás de mí se sienta un chico. Pero no le hago caso. Me di tres años de despendole, y ya después de tantos compañeros diciéndomelo, en cuarto de carrera surgió (además con un viaje a Madrid en el que se sentó conmigo en el bus). Compartió sus cascos y me puso una canción. Y ya lo pillé", detalla entre risas.

Lorena se ha dedicado a la enseñanza trabajando en la Escuela de Adultos dando Geografía, Historia e Historia del Arte, y después como guía turística en la Casa de las Bolas, donde estuvo prácticamente una década, y con la que ha tenido una relación muy especial. "Estando en el colegio nos llevaron allí a una exposición de astronomía o algo así. Llámame loca, pero yo sentí una especie de conexión, y durante mi vida he seguido soñando como si en una vida anterior hubiera vivido allí o algo así. Y justo llega una alumna de la escuela de adultos que le habían dado la concesión, y me dijo que si quería trabajar yo ahí al cumplir con los requisitos", expresa.

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Una fusión

Su pasión por el arte y la historia la llevó a involucrarse en la galería de arte de Rodrigo Juarranz. Pero no fue su único paso. Lorena también compartió su experiencia al abrir Al contar del arte, donde busca fusionar literatura y arte, creando un espacio para que los escritores y artistas locales puedan interactuar y compartir sus obras, y con el deseo de que Aranda de Duero se convierta en un referente en el ámbito del arte contemporáneo, similar a lo que fue en el pasado con iniciativas como A UA CRAG. "Yo creo que es para lo que sirvo; para contar el arte, para transmitirlo, para contar historias", explica, revelando cómo surgió también el hacerse con Todo Libro, donde ya se halla Iván, y el unir sus dos pasiones. Y a ellas, por cierto, puede unirse el teatro.

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Y es que a lo largo de la conversación, se evidencia el compromiso de Lorena con Aranda, el arte, y la cultura. Ella ha logrado construir una vida llena de significado a través de su trabajo y sus relaciones personales. Su historia es un testimonio de la conexión entre el pasado y el presente, y de cómo los recuerdos y las experiencias vividas pueden moldear el futuro.

Este Viaje por la Memoria, en compañía de Ausen Frutos y Valentín García, puede reproducirse al completo en el audio superior.