Palencia conmemora el Día Mundial del Sida
El Comité Antisida de Palencia desarrolla un programa de actividades con motivo del día mundial que se celebra el 1 de diciembre
Palencia conmemora el Día Mundial del Sida / Comité Ciudadano Antisida de Palencia
Palencia
El Comité Ciudadano Antisida de Palencia llevará a cabo con motivo de la conmemoración del Día Mundial del Sida, el lunes 1 de diciembre de 2025, una serie de actividades que tendrán como acto principal la lectura del Manifiesto Nacional de CESIDA (Coordinadora Estatal de VIH y sida) en la Plaza Mayor de la capital a partir de las 13:00 horas, a cargo de la presidenta de la entidad Bárbara López. Un acto que pretende ser un homenaje para recordar a quienes ya no están entre nosotros a causa de esta enfermedad y para celebrar la vida de quienes siguen aquí, trabajando por una sociedad más informada, solidaria y libre de estigma.
Ese mismo día, se procedera a colocar el simbólico lazo rojo en el balcón del Ayuntamiento de Palencia a las 10:00 de la mañana y ya por la tarde, desde las 18:00, el Cristo del Otero mostrará una iluminación especial con motivo de esta fecha.
Complementariamente a la conmemoración del Día Mundial del Sida, el jueves 4 de diciembre a partir de las 19:00, se celebrará un pase de tres cortometrajes en la Fundación Díaz-Caneja, con historias y testimonios que buscan fomentar la sensibilización y el diálogo en torno al VIH. El pase está abierto a toda la ciudadanía.
MANIFIESTO
A continuación reproducimos el manifiesto elaborado por la Coordinadora Estatal de VIH y Sida, redactado en apoyo a las personas que conviven con el VIH, que este año lleva el lema de "Comunidad, derechos y vida digna":
“Hoy, 1 de diciembre, con el lema, Comunidad, derechos y vida digna, nos unimos para conmemorar el Día Mundial del Sida. Este es un momento para recordar, reflexionar y, sobre todo, actuar. Más de cuarenta años después de los primeros diagnósticos seguimos aquí, demostrando que la fuerza de la comunidad es más fuerte que cualquier virus.
Decimos: sin comunidad no hay objetivos ONUSIDA 2030. Dos mil treinta tiene que ser ya, es ahora. Queremos 95‑95‑95 en todas las comunidades autónomas, sin brechas por territorio, edad, identidad, origen y cualquier circunstancia personal o social. Queremos un estigma cero en centros penitenciarios, no nos olvidamos, centros sanitarios, aulas, trabajos y medios de comunicación. El éxito no se mide solo en una carga viral suprimida; también se mide en calidad de vida, bienestar emocional y posibilidad real de proyecto vital. Para ello, para el acceso a derechos y vida digna, estigma cero.
Exigimos acceso universal a la sanidad para todas las personas, sin papeles que bloqueen la puerta, ni miedos que silencien diagnósticos. Reclamamos prevención combinada real: PrEP sin barreras, PEP disponible sin obstáculos, autotest y cribado en Primaria y en dispositivos comunitarios, campañas basadas en evidencia y liderazgo de los centros comunitarios allí donde más falta hace: en la calle, en los barrios, en lo cotidiano. Las políticas deben abrir puertas, la ciencia ya ofrece herramientas; la comunidad garantiza el acceso.
Queremos poner el foco en las reivindicaciones que permanecen urgentes para las personas que vivimos con VIH: calidad de vida, el envejecimiento y la fragilidad, y el acceso pleno a derechos sociales como vivienda, servicios sociales y eliminación de barreras marcadas por el estigma que aún persiste.
Primero, reclamamos el derecho a un envejecimiento digno que tome en cuenta las realidades específicas de las personas con el VIH: La personas que vivimos con VIH estamos envejeciendo, y con ello enfrentamos nuevas realidades: comorbilidades, efectos de tratamientos antiguos, mayor riesgo de fragilidad, soledad no deseada y discriminación añadida por edad. Exigimos que el sistema público actualice los criterios de valoración de dependencia y discapacidad sin sesgos, reconozca el derecho de las personas que vivimos con VIH a una jubilación anticipada y justa si es necesario, y que asegure seguros, servicios y cuidados adaptados a estas realidades. Envejecer con VIH debe hacerse con dignidad, sin discriminación y con calidad de vida. Envejecer con VIH también significa mirar atrás con orgullo: somos la generación que sobrevivió al miedo, al silencio y al abandono institucional. No queremos compasión, queremos reconocimiento. Queremos un sistema que nos cuide, pero también que nos escuche, que entienda que el bienestar no se mide solo en analíticas, sino en calidad de vida, compañía y derechos.
¡Derribemos el estigma de una vez por todas! La supresión de la carga viral no puede ser el único indicador de éxito. Para las personas que vivimos con VIH, es esencial una vida plena física, mental, emocional y socialmente. El estigma sigue siendo una de las mayores barreras para la prevención, el diagnóstico precoz, el acceso al tratamiento y la plena inclusión. En España, un alto porcentaje de personas con VIH experimentan sentimientos de culpa o vergüenza, ansiedad y depresión, a la vez que ocultan su diagnóstico y renuncian a una vida visible por miedo al rechazo.
Exigimos “estigma cero”: formación obligatoria en los servicios sanitarios, medios de comunicación libres de prejuicios, entornos laborales y sociales seguros, y plena implementación del Pacto Social por la No Discriminación e Igualdad de Trato asociado al VIH. Sin erradicar el estigma no habrá justicia, ni igualdad de derechos, ni verdadera salud pública. El estigma no se ve en los análisis, pero enferma igual. A veces se disfraza de silencio, de prejuicio, de protocolo anticuado o de miedo. Y sigue siendo el mayor obstáculo para la salud pública.
No podemos hablar de éxito si seguimos ocultando nuestra realidad, nuestra diversidad. No habrá igualdad mientras tengamos que esconder quiénes somos. La lucha contra el estigma debe ser también una lucha feminista contra la discriminación por discapacidad, la ignorancia, el clasismo, edadismo, aporofobia, xenofobia, homofobia y transfobia que aún persisten en la sociedad y en las instituciones.
¡Garanticemos el acceso al sistema sanitario de todas las personas migrantes! Las personas migrantes siguen enfrentando barreras estructurales para acceder a la salud, para recibir un diagnóstico a tiempo, para iniciar y mantener una buena adherencia al tratamiento, y para prevenir el VIH. Esto también incluye a personas que consumen drogas y trabajadoras sexuales. Barreras administrativas, idiomáticas, temores de expulsión o pérdida de empleo agravan su situación de vulnerabilidad. En España, un porcentaje significativo de los nuevos diagnósticos corresponde a personas nacidas en el extranjero. Exigimos el acceso universal e incondicional al sistema sanitario para todas las personas, independientemente de su situación administrativa, con atención competente, sin demoras, sin barreras y con garantías efectivas. Ninguna persona debería temer pedir atención médica. La salud no puede depender de un papel, ni del idioma, ni del país de nacimiento. La exclusión sanitaria mata y perpetúa el ciclo del miedo. Las asociaciones comunitarias ya lo sabemos: cuando dejamos a alguien fuera del sistema, ponemos en riesgo a toda la sociedad.
¡Educación sexual, derechos sexuales y derechos humanos! La educación sexual integral es indispensable para prevenir el VIH, para empoderar a personas jóvenes, mujeres, personas LGTBIQA+ y colectivos en situación de vulnerabilidad. Y más allá de la prevención, hablamos de derechos. Derechos sexuales y reproductivos, derechos humanos y dignidad. Cada persona tiene derecho a decidir sobre su cuerpo, su salud, su identidad, su deseo y su vida. Cualquier política en respuesta al VIH que no sitúe estos derechos en el centro, está condenada al fracaso. No se puede hablar de prevención si no hablamos de deseo, de consentimiento, de placer y de respeto. La educación sexual no es un lujo progresista: es una necesidad vital. En tiempos donde algunos quieren volver al silencio y a la censura, educar en diversidad es también una forma de resistencia. Y como comunidad, somos resistencia.
¡Acceso a derechos sociales, vivienda, servicios sociales y eliminación de barreras! Convivir con VIH no debe implicar renunciar a derechos sociales fundamentales: empleo digno, vivienda adecuada, seguros sin discriminación, servicios sociales adaptados, valoración justa de discapacidad o dependencia. Vivir con VIH implica enfrentarse también a discriminaciones laborales, dificultades en el acceso a la vivienda, exclusión de seguros, obstáculos para acceder a servicios sociales. Exigimos que el sistema público garantice estos derechos, que las barreras administrativas, económicas y sociales sean eliminadas y que la atención sanitaria se complemente con una respuesta social que permita una vida plena y digna. Vivir con VIH no puede seguir significando tener que explicar, justificar o esconderse para acceder a lo que a cualquier otra persona le corresponde por derecho. Queremos una sociedad que no mida el valor de la vida por su estado serológico, sino por su humanidad.
¡Queremos la especialidad de Enfermedades Infecciosas YA! Sin una especialidad reconocida, España llega tarde a los retos del VIH y de las ITS emergentes. Exigimos un consenso y responsabilidad a las comunidades autónomas, su aprobación inmediata con calendario público, plazas MIR suficientes, formación reglada y acreditación de unidades docentes en todo el territorio. La atención a las personas que vivimos con VIH requiere equipos multidisciplinares liderados por especialistas en infecciosas, rutas asistenciales claras desde el diagnóstico al seguimiento, integración real con Atención Primaria y salud mental, y continuidad de cuidados en contextos de mayor vulnerabilidad (prisión, sinhogarismo, consumo de drogas). Sin especialistas formados y estructuras robustas no habrá 95-95-95 homogéneos, ni reducción del diagnóstico tardío, ni acceso equitativo a PrEP/PEP, autotest o innovación farmacológica. No es un capricho: es salud pública, equidad y derechos.
Hoy hacemos un llamamiento a los gobiernos municipales y autonómicos, al Gobierno de España, a los ministerios competentes, al sector sanitario, industria farmacéutica, sociedades científicas, sindicatos, partidos políticos, a la sociedad civil y a todas las organizaciones implicadas: intensifiquemos nuestros esfuerzos, dotemos de recursos suficientes, establezcamos políticas públicas con carácter obligatorio, transversal e intersectorial, y pongamos las vidas de las personas que viven con VIH en el centro.
Para que todo esto pueda propiciar un cambio y tener un impacto y evitar las posibles nuevas infecciones del 2026, disminuir el número de los diagnósticos tardíos, las brechas en atención, las desigualdades en derechos o el muro de estigma que no terminamos de derribar. No podemos esperar al 2030, necesitamos una respuesta inmediata.
Recordamos a las personas que han fallecido en esta epidemia. Por todas las personas que viven con VIH y que desean vivir sin estigma, sin miedo y sin barreras.
Por un futuro en el que convivir con VIH signifique, simplemente, poder vivir plenamente. Queremos vida digna ya. Hechos, presupuestos, políticas valientes y responsables.
Queremos una respuesta que ponga a las personas en el centro, no al virus. Hoy, comunidad, derechos y vida digna".