En defensa de nuestra sanidad
Las Claves de Pedro Brouilhet, párroco solidario del barrio de San Antonio y Grijota (Palencia)

En defensa de nuestra sanidad
El código iframe se ha copiado en el portapapeles
Palencia
La sanidad pública es, quizá, el mayor patrimonio social que tenemos. Sin embargo, lleva demasiado tiempo siendo tratada como un gasto incómodo en lugar de una inversión imprescindible. Y quienes más lo sufren son sus profesionales.
Médicos, enfermeras, auxiliares, técnicos, celadores, administrativos… todos sostienen un sistema que funciona gracias a su vocación, pero que no debería depender de sacrificios personales para mantenerse en pie. Trabajan con recursos limitados, plantillas insuficientes y una presión que no deja de crecer. Así me lo comentan muchos profesionales cuando charlo con ellos. Aun así, responden con profesionalidad y humanidad, día tras día. Pero la vocación no lo es todo; también necesitan condiciones dignas para poder cuidar bien.
Defender la sanidad pública significa cuidar a quienes la hacen posible. Eso implica invertir en infraestructuras, reducir la burocracia, reforzar equipos, estabilizar contratos, garantizar descansos reales y ofrecer salarios que respeten la responsabilidad del trabajo que realizan. No podemos exigir excelencia si no damos herramientas. No podemos pedir entrega si no ofrecemos estabilidad. No podemos hablar de calidad sin hablar, también, de respeto.
Proteger nuestra sanidad no es un eslogan: es una urgencia. Porque sin profesionales cuidados, no hay sistema que aguante. Y sin una sanidad pública fuerte, no hay sociedad que prospere. Es hora de actuar, no de agradecer con palabras vacías. El mejor reconocimiento es garantizarles las condiciones para seguir haciendo lo que mejor saben: cuidar de todos nosotros.




