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Los audios de Villarejo

Dudas Razonables, el comentario de Josep Cuní

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Barcelona

Los audios sobre corrupción que está publicando el diario El País demuestran, entre otras cosas, la facilidad con la que el ex-comisario Villarejo tenía a su alcance para hacer y deshacer tramas tóxicas y ayudar o perjudicar a unos y otros, casi siempre en el mismo sentido. Y todo esto con la complicidad de destacados nombres políticos y altos cargos de la administración que hablaban con él con la naturalidad y el desparpajo de quien está en la pomada y sabía como estaba el patio. En el caso de la familia Pujol que conocíamos ayer y sus derivadas hacia Artur Mas y Xavier Trías denunciando supuestos borradores de la UDEF que hablaban de dinero en Lichtenstein que nunca se demostró que existieran, el alcance de la trama actuó sobre unos resultados electorales que le quitaron a Convergencia la hegemonía política de la que disponía desde hacía más de 4 lustros y que acarreó un cambio de tendencia a la que también se le podría imputar la deriva independentista.

Visto así, no quedaría tan claro el efecto positivo para los intereses del estado que decían proteger de operaciones como aquellas. Y así podríamos convenir que, de aquellos polvos, los actuales lodos, aunque también estos hoy anden un poco de capa caída. El caso de Sandro Rosell, igualmente más grave, si cabe, porque después de dos años largos de prisión provisional, la justicia le excarceló al comprobar la falsedad de lo urdido. Y esto no tiene reparación moral posible porque la duda popular queda, como advierte la frase sobre la calumnia. Pero si la reparación moral es difícil, la electoral en el supuesto del impacto de una campaña de desprestigio es más peliaguda. Primero porque es difícil concluir la relación causa-efecto hasta el extremo de hacer cuadrar las cifras del impacto negativo. Pero también porque el intangible lo hace inviable.

La duda razonable es si todas aquellas cloacas del estado, o sus conexiones, siguen en funcionamiento y se sirven de nuevos métodos y sistemas. Y si la policía patriótica sigue teniendo papel en el momento en el que hemos conocido espionajes, también por razones políticas, internas o internacionales. Y si todo conforma una misma escoria administrativa con complicidades políticas, policiales, judiciales y mediáticas o hay que separar aquella paja de los granos actuales. Porque ambos necesitan mucha más aclaración de la que se ha dado. Y si todo aquel funcionamiento más que irregular no obliga al partido político bajo cuyos gobiernos se actuó a disculparse públicamente y comprometerse a no volver a actuar nunca más como se hizo entonces. Dejarlo como una anécdota del pasado sin asumir las correspondientes responsabilidades éticas es como si el Papa nunca se hubiera disculpado por los abusos de la Iglesia Católica cada vez que se alejó de su correcto proceder temiendo a quien se viera como el enemigo que no fue. Solo algún disidente.. Y si hago este paralelismo es porque la mayoría van de convencidos católicos, apostólicos y romanos.

 
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