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HOY POR HOY Especial desde Barcelona por el Congreso Internacional de la Radio

Opinión

“¿Explicaciones? ¿De qué?”

Dudas Razonables, el comentario de Josep Cuní

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Barcelona

El saludo extenso que el viernes se deducía que podía ser el marco para algunas explicaciones por parte de Juan Carlos I, quedó en nada. En un besamanos en el club náutico de Sanxenxo como si nada estuviera pasando. Como si nada hubiera pasado. Y le siguieron 3 días de regatas, cenas y reencuentros que dice el alcalde de la localidad que van a retomarse el 10 de junio.

“¿Explicaciones, de qué? Contestó el emérito ayer al preguntarle si se las daría a su hijo con quien come hoy en Zarzuela. Desde su punto de vista, y a tenor de esta repuesta, si no las hay para el actual jefe del estado, ¿por qué debería haberlas para la ciudadanía? Es obvio que la discreción que se quería para este regreso ha topado con la indiscreción característica del festejo que espera al hijo pródigo del Evangelio. Aquel cuyo retorno a casa del pecador supuestamente arrepentido causa más alegría que la vida justa, prudente y cabal de los 99 justos que se preguntan si realmente merece la pena actuar adecuadamente. Puede ser cualquier ciudadano a quien Hacienda le exija mil y una explicaciones por un error, le persiga por un retraso fiscal, sin importarle la causa por muy justificada que esté por las razones de la complejidad económica que marca la vida de un autónomo o un pequeño o mediano empresario que se las ve y se las desea para seguir adelante con su negocio. ¿Qué aliciente puede tener hoy este sujeto para ser comprensible con un Estado que ha eximido de tres presuntos delitos a quien debía ser ejemplar? Y que lo ha hecho bajo las premisas de la prescripción y la irresponsabilidad propia de su aforamiento constitucional.

En este sentido, tampoco sorprende que Zarzuela haya convertido la comida de hoy en un acto privado y no conste en la agenda oficial de Felipe VI. Esto no impide que más de uno hiciera moneda falsa para poder estar presente y escuchar la conversación que tanto podría sorprender por su tirantez como por la frivolidad aparente de que hay cosas que ni siquiera se lavan en casa. La duda razonable es el perjuicio que todo ello le provoca a la monarquía. Claro que quizás por todo el show producido y por la irresponsabilidad que se deriva, a pesar del partido que quieren sacarle los republicanos, a lo mejor, o a lo peor, a la hora de la verdad, todo quedaría en agua de borrajas. Esto también es España.

 
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