Can Calopa, un viñedo utópico con vistas a Barcelona
Esta cooperativa vende 15.000 botellas de vino cultivado en la capital catalana, y da trabajo a personas en riesgo de exclusión social
Viñedos integrados en las ciudades
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Barcelona
En la Barcelona de las prisas, los turistas, el tráfico, la contaminación, el ajetreo y el ombliguismo hay un proyecto que reivindica una ciudad completamente distinta. La de la pausa, el trabajo sencillo y artesanal, la voluntad de poner un grano de arena para construir un mundo mejor y el gusto por las cosas que van lentas. Can Calopa es una masía del siglo XVI que hoy en día acoge decenas de empleados que, a la postre, tienen una única misión: embotellar vino y aceite de oliva.... Y venderlo. Sin saltarse ningún paso: sembrar, cuidar, recoger, tratar, madurar, etiquetar, embotellar, sellar, vender. Y es que en Can Calopa es menos importante el resultado que todo lo que pasa durante el proceso.
Este viñedo, ubicado dentro de Barcelona, se ha integrado recientemente en la Asociación de Viñedos Urbanos (UVA, por sus siglas en inglés Urban Vineyards Association), una red internacional que nació en 2018 para promover y dar a conocer plantaciones de vid en ciudades. Dentro de esta lista, se encuentran el viñedo urbano de Brooklyn, Nueva York, o el que crece a las faldas de Montmartre, en París.
Can Calopa da trabajo a personas en riesgo de exclusión social, acogiendo todas las diversidades posibles y haciendo partícipes a los trabajadores de todo el proceso. Servicios Sociales deriva hacia esta cooperativa personas que necesitan inserción laboral, un perfil al que le conviene tener un oficio, o aprenderlo, para sacar su máximo potencial. En Can Calopa hay enólogos, payeses y camareros, pero también educadores sociales que acompañan a los trabajadores en este camino que no siempre es fácil y en el que hay más obstáculos de los que se suelen encontrar la mayoría.
En Código de Barras hablamos con Francesc Castro, uno de los coordinadores del proyecto, que nos cuenta con pasión lo que sucede en esta finca. Francesc habla de recuperar el espíritu agrícola de Barcelona, de no olvidar que la ciudad es un mar de asfalto desde hace poco tiempo si miramos su historia con perspectiva, y no quiere que se pierda esa esencia que tan bien encarna la masía que es símbolo del proyecto.
Visitamos de su mano las parras, la zona de embotellamiento, las salas donde madura el vino y también algunos recovecos de esta masía que aún conserva algunos espacios de hace cientos de años, como si dentro se hubiera detenido el tiempo y nada la hubiera podido alterar.
Oriol Soler Pablo
Redactor de informativos en Ràdio Barcelona, especializado exclusión social, vivienda y medio ambiente....