Barcelona ensaya cortes de de agua por si la sequía obliga a tomar medidas drásticas

Barcelona

Todas las previsiones apuntan a que Barcelona y las ciudades de su entorno, más de 3 millones de personas, entraran en emergencia por sequía antes de que acabe el año. Esta es la fase más severa y restrictiva prevista en los planes de la administración, que se activará cuando los embalses de la cuenca Ter-Llobregat queden al 15% de reservas. Las limitaciones, cuando llegue el momento, serán de 200 litros de agua por persona al día.

Por este motivo, los técnicos de Aigües de Barcelona - la empresa publico privada que gestiona el abastecimiento en Barcelona y las 35 ciudades su área metropolitana - están ya haciendo pruebas para comprobar que el sistema aguanta bien los cortes de agua. Concretamente, se está mirando si la interrupción de suministro y su posterior vuelta dañan las tuberías del sistema, poco acostumbradas a estos cambios repentinos. Hay que tener en cuenta que jamás ha habido cortes de agua en la capital catalana.

En algunos municipios catalanes que arrastran problemas de agua desde hace años, los cortes de suministro han dañado las tuberías debido al contraste de los caudales de agua que se producen cuando hay cortes. De momento, el responsable del ciclo del agua del Àrea Metropotilana de Barcelona (AMB), Martín Gullón, asegura en declaraciones a SER Catalunya que las pruebas están dando buenos resultados y que el sistema aguanta sin problema. La eficacia de los engranajes hídricos de la AMB ronda el 85%, una cifra muy elevada si se compara con otros pueblos y ciudades catalanas.

Otra de las cosas que están estudiando los técnicos es cómo hacer cortes quirúrgicos para mantener el agua en equipamientos esenciales, como los hospitales. En el caso de Barcelona ciudad, por ejemplo, se está mirando si garantizar el suministro al Hospital Clínic supondría también dejar con agua los edificios que hay alrededor del centro.

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Bajar la presión del agua en los grifos

Otro escenario en el que trabaja el AMB (encargada de gestionar el servicio, que ejecuta Aigües de Barcelona) es la reducción de la presión en los grifos de los hogares. Según cuenta Gullón, esta sería una opción menos invasiva y violenta. "Nosotros debemos trabajar en todos los escenarios, ojalá no tengamos que ejecutar nada de lo que estamos estudiando, pero evidentemente debemos estar preparados si hay que aplicar estas medidas", dice el máximo responsable del agua de la entidad supramunicipal.

Distintas experiencias en Catalunya demuestran que cuando hay cortes de suministro (cuando un ayuntamiento dice que no habrá agua de 9 a 13h, para poner un ejemplo), los vecinos tienden a escandalizarse y llenar todo lo que tienen a su alcance: barreños, garrafas, bañeras... Por lo tanto, reducir la presión en los grifos se ve como una acción más efectiva y menos arriesgada, aunque también comporta un control menor en el consumo.

El consumo de agua en Barcelona y el área metropolitana ronda los 100 litros por persona al día, la mitad de los 200 litros por persona al día máximos que marca el plan de sequía en la fase de emergencia. Aun así, y a pesar de los buenos datos, Gullón asegura que cada gota cuenta y que el deber de la administración es tener un abanico de opciones para escoger si finalmente se llega a este escenario.