Las grandes empresas cotizadas que se marcharon de Catalunya después del 1 de octubre no se plantean volver
El silencio y la cautela son las respuestas que las compañías dan al acuerdo de investidura entre PSOE y Junts que habla de un plan para incentivar el regreso de las empresas que trasladaron su sede social
Barcelona
Las grandes empresas cotizadas que se marcharon de Cataluña después del 1 de octubre, ahora mismo, no se plantean volver. Así lo aseguran la mayoría de compañías consultadas y el resto prefieren no hacer ningún comentario al respecto. Favorecer el retorno de las empresas que han cambiado de sitio su sede social estos últimos años es uno de los acuerdos de investidura de entre el PSOE y Junts.
La mitad de las 24 empresas catalanas que cotizan en el mercado continuo trasladaron su sede social fuera de Cataluña después del 1 de octubre y, seis años después, ninguna de ellas ha vuelto. La primera en cambiar de domicilio fue Oryzon Genomics. Lo hizo tres días después del referendo, el 4 de octubre de 2017, justo un día antes que el Banc Sabadell, que se marchó a Alicante, y dos días antes que CaixaBank, que se trasladó a Valencia.
Estos traslados fueron posibles gracias a un cambio normativo que hizo el gobierno español y que permitía cambiar su sede sin pasar por la junta de accionistas. A partir de ahí, empezó la avalancha y compañías como Catalana Occidente, Cellnex, Colonial, EDreams, Naturgy o Naturhouse también aprobaron el traslado, la mayoría a Madrid.
Otras empresas como Grífols, Almirante, Fluidra o Borges optaron por mantener el domicilio en Cataluña. Eso sí, muchas de las cotizadas que trasladaron la sede social, sí mantuvieron la central operativa en Barcelona y algunas nunca han descartado la opción de volver -insistiendo siempre- "cuando se den las condiciones para hacerlo".
El profesor de EADA Bussines School, Joan Tarradellas, explica en una entrevista en SER Cataluña que el traslado de la sede de una empresa es una decisión que se tarda años en tomar y que tiene muchas implicaciones. Por eso, dice, "una vez una sede social está operativa y funcionando en un sitio, las compañías necesitan una motivación empresarial muy clara para moverla y eso requiere mucho análisis y mucha reflexión".
Joan Tarradellas añade que en juego existen cuestiones operativas, fiscales, de acceso al talento y, también, de imagen. El profesor de EADA Bussines School Tarradellas aclara que un cambio de esa envergadura difícilmente se toma de un día para otro.
Se fueron 9.000 empresas y han llegado 4.000
Sin embargo, las cotizadas son sólo la punta del iceberg. Desde 2017, casi 9.000 empresas catalanas y multinacionales han trasladado su sede social de Cataluña a otras comunidades, mientras que casi 4.000 han realizado el recorrido contrario y han venido desde otros puntos del Estado. Así, el saldo entre salidas y llegadas es negativo y prácticamente 5000 empresas.
Esta pérdida de domicilios sociales se concentra, sobre todo, en los años 2017 y 2018 (coincidiendo con el punto álgido del Proceso) cuando hubo un alud de traslados, con 2.500 y 2.300 salidas respectivamente. Son cifras que superan, con mucho, los 750 cambios anuales que, según los datos del Colegio de Registradores, se producen habitualmente de media. Por tanto, podemos inferir que los traslados excepcionales vinculados al Proceso fueron unos 3.400 en estos dos años.