¿Es necesario prohibir los móviles? Hablan los adolescentes
Este mes la consejería de Educación debe remitir a escuelas e institutos una normativa para regular el uso de los teléfonos dentro y fuera de las aulas. 'Quadern'', el suplemento de El País y SER Catalunya invitan a cinco alumnos de 12 a 16 años a posicionarse en el debate.
DEBAT SOBRE ELS MÒBILS: PARLEN ELS ADOLESCENTS
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Barcelona
Antes de que comience el próximo curso escolar todas las escuelas e institutos de Cataluña tendrán que incorporar a sus normas de organización una regulación específica sobre el uso de los móviles dentro y fuera de las aulas, siguiendo la normativa marco que el departamento que dirige Anna Simó enviará este mes de enero y que, de seguir las recomendaciones del Consejo Escolar de Cataluña, implicará prohibir totalmente el uso de los dispositivos móviles en infantil y primaria, restringirlo a secundaria y ser más permisivos en las etapas postobligatorias. SER Catalunya y Quadern, el suplemento del diario El País organizaron el pasado 13 de diciembre un debate con cinco jóvenes de entre 12 y 16 años. Cuatro de ellos -Jordi, Aitana, Inés y Lola- tuvieron su primer móvil en el paso de primaria a secundaria mientras que la quinta, Alexia, que hace primero de bachillerato, sigue sin tenerla, por decisión propia.
Los cuatro que si tienen móvil explican que empezaron a pedirlo un par de cursos antes de que sus padres les dieran. Jordi explica que fue el último de su grupo de amigos en tenerlo "me perdía cosas, cuando ellos hablaban por los grupos y me sentía mal". Alexia explica que "entre los 9 y 10 años si quería móvil, y mis padres me lo ofrecieron cuando pasé en la ESO, pero decidí que no quería esa responsabilidad". Alexia explica que el hecho de no tenerlo no le supone ningún problema para comunicarse con sus amigos y subraya que los únicos que la presionan por su decisión son curiosamente los adultos. "Siempre he sentido más presión de los adultos, que me preguntan ostras, ¿cómo no tienes móvil, cuando lo tendrás?. En cambio, por parte de mis compañeros de clase y amigos, la mayoría de los comentarios son positivos, de decirme que ellos también querrían prescindir de ellos, porque creen que están enganchados".
Reconocen que les roba mucho tiempo
Los cuatro adolescentes que tienen móvil reconocen que el móvil es un factor de distracción muy importante. "Mi madre me quita el móvil cuando estudio", explica Lola, porque de lo contrario "yo sé que lo miraré". "Para mí es una distracción constante", confirma Aitana "y he de tener mucha fuerza de voluntad para dejarlo y hacer las cosas que debo hacer, porque miras un mensaje, y después otro, después un vídeo, es un bucle . No hay un momento, si no tomas la decisión, donde sea fácil dejar de mirar el móvil. Es frustrante porque tienes continuamente la sensación de que pierdes el tiempo". Inés dice que no es sólo el móvil sino la multiplicación de pantallas dentro y fuera de la escuela. "Yo he perdido mucha capacidad de concentración, soy incapaz de estar centrada en más de cinco minutos". Jordi explica que no le lleva a la escuela y que en casa intenta mirarle cuando ya ha hecho todo el trabajo, pero que a veces tiene la sensación de que "el cuerpo me dice que tengo que mirarlo". Alexia corrobora los relatos de sus compañeros y dice que éste es uno de los motivos por los que ha optado por no tener móvil. "Cuando me envían un mensaje tengo que contestar al momento y me costaría mucho realizar una buena gestión". Alexia explica, ante la sorpresa de sus compañeros de mesa, que utiliza redes sociales como Instagram pero desde el ordenador, porque así le resulta más sencillo decidir cuándo quiere mirarlo y cuándo no. "Si espero un mensaje, estoy pendiente, pero si no, puedo estar días sin mirarlo". En todo caso explica que ella en casa también se distrae mientras hace los deberes porque "hay otras vías para no hacer lo que toca como la televisión o escuchar música".
Los jóvenes tienen claros los mecanismos que hacen que les guste tanto "suponen un placer a corto plazo y sin hacer mucho esfuerzo". Pero todos coinciden en que sólo se enganchan cuando están aburridos. "Es importante tener amigos que te hagan no mirar tu móvil" dice Lola. "Cuando me pasan cosas no miro el móvil" dice Inés.
Los adultos lo han exagerado
Los jóvenes consideran en todo caso "exagerado" el debate que se ha generado en los últimos meses con propuestas para prohibir totalmente el uso de los móviles hasta los 16 años o las medidas decididas por algunas escuelas e institutos para que todos los alumnos dejen los sus teléfonos en taquillas cerradas durante el tiempo que están en la escuela. Inés considera que todo el mundo, adultos y jóvenes, se está adaptando a un escenario completamente nuevo y "centrar el debate en el que sólo los jóvenes estamos enganchados no me parece coherente". "No me gusta nada que nos digan que somos una generación perdida, que estamos enganchados. Si lo que se quiere es que los jóvenes tengamos responsabilidad y nos autorregulamos, prohibirlo es tanto como decir que no tenemos capacidad para gestionarlo".
Prohibición sólo en primaria
Aunque los cinco adolescentes acuden a institutos que ya han establecido normas sobre los móviles, les sorprende que el debate se haya trasladado a la conselleria de Educación y al Ministerio que dirige Pilar Alegria, que ayer mismo confirmó que quiere pactar con las comunidades autónomas una prohibición total de los teléfonos durante todo el horario escolar, incluidos patios y comedor. Creen que la prohibición puede incrementar el deseo de que llegue el final de clase para tomar el móvil y hacer que los alumnos estén aún más distraídos. Y creen que lo que debería preocupar a los adultos es replantearse si es la mejor solución “obligar a todos los alumnos a estar seis horas seguidas, sentados en una silla, escribiendo, con sólo media hora de descanso, sin valorar cómo es y cómo aprende cada uno". "No todo el mundo es igual y no tiene sentido pensar que todos aprenderemos de la misma manera", dice Inés. Alexia cree que el debate educativo debería centrarse en revisar qué se está enseñando, porque muchas asignaturas no generan ningún interés". Aitana dice esta falta de interés es la que realmente explica muchos de los problemas que se viven en las aulas, desde los malos resultados a los conflictos.
"Es importante tener amigos que no te hagan mirar tu móvil"
Los jóvenes explican que "cuando les pasan cosas" no les cuesta nada dejar de lado el móvil. Lola dice que lo nota sobre todo en verano, en el pueblo, donde no está pendiente del teléfono y sólo contesta los mensajes o llamadas de los padres. Coinciden Inés y Aitana, que dicen que si van de colonias no lo llevamos "y no nos morimos". Albert Riu, director de colonias de la Fundación Pere Tarrés dice que verano tras verano comprueban que en las colonias los chicos no echan de menos el teléfono porque tienen todo el día lleno de estímulos. Otra cosa, explicaba en el programa El Balcó, son los padres, que a veces les hacen llevar "para no cortar del todo el cordón umbilical" y mantener el contacto con sus hijos.
Reconocen que les roba mucho tiempo
Los cuatro adolescentes que tienen móvil reconocen que el móvil es una solución fácil frente al aburrimiento y también un factor de distracción. "Mi madre me quita el móvil cuando estudio", explica Lola, porque de lo contrario "yo sé que lo miraré". "Para mí es una distracción constante", confirma Aitana "y he de tener mucha fuerza de voluntad para dejarlo y hacer las cosas que debo hacer, porque miras un mensaje, y después otro, después un vídeo, es un bucle . No hay un momento, si no tomas la decisión, donde sea fácil dejar de mirar el móvil. Es frustrante porque tienes continuamente la sensación de que pierdes el tiempo". Inés dice que no es sólo el móvil sino la multiplicación de pantallas dentro y fuera de la escuela. "Yo he perdido mucha capacidad de concentración, soy incapaz de estar centrada en más de cinco minutos". Jordi explica que no le lleva a la escuela y que en casa intenta mirarle cuando ya ha hecho todo el trabajo, pero que a veces tiene la sensación de que "el cuerpo me dice que tengo que mirarlo". Alexia corrobora los relatos de sus compañeros y dice que éste es uno de los motivos por los que ha optado por no tener móvil. "Cuando me envían un mensaje tengo que contestar al momento y me costaría mucho realizar una buena gestión". Alexia explica, ante la sorpresa de sus compañeros de mesa, que utiliza redes sociales como Instagram pero desde el ordenador, porque así le resulta más sencillo decidir cuándo quiere mirarlo y cuándo no. "Si espero un mensaje, estoy pendiente, pero si no, puedo estar días sin mirarlo". En cualquier caso explica que ella en casa también se distrae mientras hace los deberes porque "hay otras vías para no hacer lo que toca como la televisión o escuchar música".
Los jóvenes tienen claros los mecanismos que hacen que les guste tanto "suponen un placer a corto plazo y sin hacer mucho esfuerzo". Pero todos coinciden en que sólo se enganchan cuando están aburridos. "Es importante tener amigos que te hagan no mirar tu móvil" dice Lola. "Cuando me pasan cosas no miro el móvil" dice Inés.
Soledad Domínguez
Redactora de informativos en Ràdio Barcelona, especializada en Educación. Siempre que me dejan, me cuelo...