Eduardo Mendoza juega con el absurdo en 'Tres enigmas para la organización': "No tiene ni contenido, ni tema, ni nada"
El escritor barcelonés ha presentado este miércoles en Barcelona su última novela, que sale hoy a la venta
Barcelona
"No tiene ni contenido, ni tema, ni nada, está autocontenida". Con estas palabras ha resumido Eduardo Mendoza su último trabajo, Tres enigmas para la organización, una novela que el escritor plantea como un divertimento, un juego que plantea a los lectores a los que pide que "no busquen nada más que lo que hay. Todo lo que pasa, pasa dentro de la novela, no hay que buscarle hechos reales, o un sentido fuera de la novela. Es lo que es, empieza y acaba y querría que se leyera de esta manera. Vamos a jugar a esto y luego ya se acabó"
La novela parte de un supuesto tan absurdo como creíble: en pleno Eixample de Barcelona tiene su sede una organización gubernamental secreta, creada en el franquismo y que ha sobrevivido hasta hoy, perdida en el limbo de las instituciones democráticas y que se enfrenta a la investigación de tres hechos aparentemente aislados entre sí: la aparición de un cuerpo sin vida en un hotel de Las Ramblas, la desaparición de un millonario británico en su yate y las singulares finanzas de una empresa conservera. Una plantilla de nueve detectives, que bien podrían trabajar en la famosa TIA creada por Francisco Ibáñez, junto a Mortadelo y Filemón.
Mendoza ha recordado que la idea de escribir esta novela le llegó "después de decidir que no escribiría más novelas, porque pensé que ya había terminado el ciclo narrativo, pero luego pensé, qué pena, qué hago todo el día si lo que me gusta es esto. Y así empecé a escribirla, siguiendo el modelo de las series de televisión y novelas policiacas" a las que Mendoza se confiesa muy aficionado. El escritor destaca que este tipo de propuestas ha cambiado de estructura "Ya no es un detective, siempre es un grupo de detectives, suele haber una agencia creada por una organización paralela a la CIA, esas cosas que vemos siempre en el cine" Mendoza ha explicado que a diferencia de los guionistas de esas series, "que se toman en serio lo que están diciendo, cuando es evidente que son una tontería para entretener" él decidió no disimular y dejar bien a las claras que su única intención era divertir al lector.
"No hago planes a largo plazo"
Mendoza ha explicado que haciendo este libro se ha divertido especialmente, precisamente porque es una novela escrita en "tiempo de descuento y si cae un gol, pues estupendo". El autor ha insistido en la idea de que ha trabajado con absoluta libertad a la hora de escribir lo que le apetecía. Sobre si en el horizonte se ve ya una nueva novela o incluso una segunda parte de este trabajo, Mendoza sostiene que "llega una edad en la que planes a largo plazo no se hacen. Si dentro de un año nos volvemos a encontrar aquí, pues estupendo"
Preguntado por la similitud de sus detectives con los personajes creados por Francisco Ibáñez, Mendoza ha explicado que no se le había ocurrido pensar en esa conexión, pero al mismo tiempo ha reconocido que "las similitudes con Mortadelo y Filemón están presentes. Yo soy un gran admirador de Ibáñez y somos más o menos contemporáneos, los dos hemos vivido de las mismas fuentes. Hemos leído los mismos comics de Bruguera, cosas que ahora son arqueología, pero de allí salieron los personajes de Ibáñez y también los míos".
"Uno cuando se pone a escribir parte de todo lo que ha leído, visto, de los chistes que le han contado. Y yo cada día salgo a la calle, hago una vida muy normal. Y estas dos cosas, aunque no se sea plenamente consciente en el momento de escribir, están ahí y lo que escribes es un destilado de la herencia que tienes guardada y también de lo que te va impresionando por la calle".
Soledad Domínguez
Redactora de informativos en Ràdio Barcelona, especializada en Educación. Siempre que me dejan, me cuelo...