El ayuntamiento de Barcelona negocia con el Puerto de la ciudad condal para limitar los cruceros que llegan a la capital catalana
Collboni defiende limitar la llegada de cruceros "o incluso en el futuro suprimir alguna terminal si fuera necesario"
Barcelona
El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, ha abierto la puerta este viernes a eliminar alguna de las terminales de cruceros del puerto de la ciudad para reducir el número de cruceristas que llegan a la ciudad. El consistorio recuerda que el último convenio firmado con el Port fue en el 2018, cuando llegaron 2,6 millones de cruceristas, y sirvió para alejar del centro las terminales. Sin embargo, en el 2023 llegaron 3,6 millones de turistas en crucero, de los que 1,6 hicieron solo escala de pocas horas. Por eso, el Ayuntamiento y el Puerto han iniciado conversaciones para firmar un nuevo convenio que podría incluir "incluso en el futuro suprimir alguna terminal, si fuera necesario", ha dicho el alcalde.
Collboni lo ha dicho durante la presentación del refuerzo de efectivos municipales de cara al verano. De hecho, ha atado ambas cuestiones, ya que se quiere abordar el uso intensivo del espacio público, sobre todo en verano y en el centro de la ciudad y su fachada litoral. El alcalde ha defendido la importancia de la industria turística para la ciudad, pero también ha defendido que es necesario "limitar los efectos negativos de masificación". En el mismo sentido va la propuesta del equipo de gobierno municipal de regular y restringir los apartamentos turísticos en las comunidades de vecinos del centro de la ciudad, que se está negociando con los grupos municipales.
Actualmente hay cinco terminales en funcionamiento, una en construcción y una séptima adjudicada, y en 2024 se espera un nuevo incremento de los cruceristas, que en los últimos años han aumentado un 8% anual de media. Barcelona es el primer puerto europeo y el cuarto del mundo en número de cruceristas.
"Estamos llegando al límite, es evidente que la ciudad no puede asumir incrementos anuales del 8%", ha admitido Collboni, que ha puesto el ejemplo de puertos como los de Venecia o Amsterdam que ya limitan el número de barcos turísticos que atracan en ellos . "El turismo da trabajo a mucha gente, pero queremos que tenga calidad y no tanta cantidad", ha añadido. "No podemos mirar a otro lado", ha reconocido, ante las quejas vecinales y de ciertos sectores sociales por la masificación turística.
Así, Collboni apuesta por diversificar el turismo e incluso la industria ligada al Puerto, que quiere que promueva la llamada 'economía azul'. En este sentido, ha dicho que hablará con Generalitat y gobierno español, industria turística, sectores sociales y vecinales y la Autoridad Portuaria para diversificar la economía y "limitar y reducir el número de cruceristas", sobre todo los que sólo hacen escala de unas horas, llenan el centro de la ciudad y apenas hacen gasto. Defiende que el de Barcelona debe apostar por ser puerto base, que supone estancias de más días y de calidad, y un uso "más razonable" de la ciudad.
La teniente de alcaldía Laia Bonet, que lleva las negociaciones con el Port junto con el teniente de alcaldía Jordi Valls, ha dicho que no hay una fecha concreta para firmar un nuevo convenio, pero el Port ha "tomado" la propuesta y se ha empezado a hablar de ello. El convenio de 2018, según ella, ha dado sus frutos en general, pero "no ha tenido un efecto coherente en el número de cruceristas".