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Tribunales

Una radio que colapsó, 2 kilómetros a la carrera y el zoo: la cadena de despropósitos de la huida de Puigdemont

En el informe que los Mossos d'Esquadra han enviado al Supremo con de su operativo ese día admiten una sucesión de fallos

¿Cómo escapó Carles Puigdemont de Barcelona el día de la investidura de Illa?

Barcelona

Los Mossos d'Esquadra han intentado defenderse en el informe que remitieron al Supremo enumerando todo lo que sí hicieron el día que Carles Puigdemont volvió a Cataluña: se habían preparado para un posible atentado yihadista, para un ataque de supremacismo blanco, buscaron a Puigdemont en las cloacas, pidieron entrar al parlament el día antes para buscarle dentro, pensando que el president de la Cámara, Josep Rull, podía haberle escondido allí. Movilizaron coches blindados, al equipo de élite y reservaron incluso hoteles en Madrid para llevar a Puigdemont ante el Supremo pero admiten que no contemplaron en ningún momento que intentara fugarse. De hecho, admiten que sus servicios de información fracasaron: que no lograron saber en ningún momento dónde estaba.

Por no saber, los Mossos admiten que ni sabían que subiría al escenario a hablar. Creían que esas pantallas se habían dispuesto para seguir el debate de investidura, aunque había allí plantado un atril desde la noche, que los medios lo contamos e, incluso, había una convocatoria de prensa de Junts. En definitiva, echan de nuevo la culpa a Puigdemont diciendo que su huida "escapa de toda lógica racional y política".

Cadena de despropósitos

En la zona de Arc de Triomf había 8 mossos de la secreta pero solo una pareja de ellos (un mosso y una mossa), viendo cómo Puigdemont bajaba del escenario. A la mossa, los voluntarios la identificaron como policía y la neutralizaron rodeándola e increpándola. Se quedó solo ese otro policía de información, al que también le intentaron tapar la visión, pero es un tipo muy corpulento, de casi 2 metros de alto, que se zafó sin problemas del escudo humano de personas con sombrero de paja para seguir a Puigdemont.

Ese mosso vio cómo entraba en una carpa, cómo un coche blanco salía de un parking y se situaba al lado y cómo alguien abría la valla que separaba el coche de la carpa. Eso también lo enfocó un dron policial, pero justo en el momento en el que Puigdemont salía con una gorra de beisbol y subía al coche, el dron dejó de enfocar y se fue a seguir la manifestación.

Ese agente de paisano se quedó solo, viendo la comitiva en la que huía Puigdemont: dos coches y una moto. Empezó a perseguirles a pie. Justo entonces falló también la emisora de radio así que, mientras corría intentando memorizar las matrículas, en lugar de radiarlas por emisora, tuvo que usar su móvil y llamar a su jefe.

Se pegó una carrera de dos kilómetros y estuvo a punto de llegar al coche y pararlo, pero justo cuando estaba alcanzando el vehículo, el semáforo se le puso verde y arrancó, perdiéndose en el Passeig de Circumvaŀlació.

Y eso no fue todo: los Mossos explican que creían que el plan de Puigdemont era entrar al parlament por el zoo, que tiene una entrada por Circumvaŀlació porque justo cuando le perdieron detectaron que alguien había dejado abierta una puerta del parlament que daba al zoo. Una puerta a la que se acercó el núcleo duro de Puigdemont y un grupo misterioso de personas, que sacaron escobas y se pusieron a fingir que barrían la calle. Un grupo que, creen, podría haberle servido de escudo, como los hombres de los sombreros de paja.