Cataluña tendrá que escoger: el Puerto o el Aeropuerto

Barcelona

Las ampliaciones del Puerto de Barcelona y el Aeropuerto del Prat, con las diversas opciones que existen ahora mismo sobre la mesa, son incompatibles. Ahora que el gobierno de la Generalitat ha reactivado la posibilidad de aumentar el volumen de pasajeros en El Prat, vuelve como un péndulo un problema que lleva años enquistado: estas dos infraestructuras clave para el país se limitan una a otra. El punto de fricción que evidencia el problema son las grúas de 80 metros que descargan barcos de mercancías en la terminal Best del Port. A veces estas grandes torres metálicas se cuelan en los radares de la tercera pista del aeropuerto, sin generar por ahora un conflicto o peligro importante, pero sí algunas interferencias leves. El Puerto necesita hacerlas más altas, de hasta 90 o 100 metros, para adaptarse a los tamaños de los nuevos barcos comerciales. Y esto podría ser un problema para los controladores aéreos.

A todo esto hay que sumar que una de las primeras medidas del nuevo gobierno de la Generalitat ha sido reactivar la ampliación del aeropuerto para que pueda absorber a más pasajeros. Este crecimiento no está aún definido por dónde se hará, pero los proyectos que han sonado con más fuerza -algunos de ellos propuestos por la patronal Foment del Treball- pasan por ampliarlo hacia el norte (aún más cerca del puerto), en la zona de la Laguna de La Ricarda, o de realizar una pista en medio del mar. En cualquiera de los dos casos, las grúas seguirían siendo un problema, que aún se haría mayor si el Puerto construye una segunda terminal de mercancías frente al actual, un proyecto todavía embrionario, pero que los directivos de la infraestructura tienen pensado poner sobre la mesa por el Pla del Port para los próximos cinco años.

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¿Por qué las grúas pueden generar interferencias en los radares?

Antoni Broquetas, ingeniero de telecomunicaciones y profesor de la Universidad Politénica de Cataluña experto en radares, explica por qué se genera este conflicto: "estas grúas pueden enmascarar los ecos de las aeronaves, porque tienen más potencia, y puede hacer que los aviones no aparezcan en la pantalla del radar si están cerca de las grúas", asegura. Y sigue: "si las grúas están en movimiento, pueden interpretarse como un falso avión y presentarse de forma inadecuada en la pantalla de un controlador de tráfico aéreo".

Broquetas añade que los radares más afectados serán los radares de aproximación, que son los que están en la pista del aeropuerto y controla las últimas millas de trayecto de los aviones y las operaciones de despegue, es decir, dos de los momentos más delicados en el trayecto de una aeronave.

La Generalitat pide tiempo hasta reunir la comisión de expertos

Hace meses que el presidente del Puerto de Barcelona protestó contra la última propuesta de la patronal Foment del Treball para ampliar el aeropuerto, ya que sentía que el Puerto estaba siendo menospreciado. La Generalitat dice que quiere esperar en la reunión de la mesa técnica para valorar el conflicto. Fuentes del Port piden que ahora que se ha reactivado el debate sobre si es necesaria una nueva pista en El Prat no solo se hable del impacto medioambiental o de qué pasará con la Laguna de la Ricarda, sino que se tenga en cuenta también una infraestructura que el pasado año facturó cerca de 190 millones de euros y por donde el año pasado circularon dos millones y medio de contenedores de mercancías y cerca de cuatro millones de pasajeros.

De momento, Foment del Treball, que ha presionado mucho para que se realice esta ampliación y ha hecho hasta 12 propuestas para hacerlo posible, no quiere entrar a valorar este conflicto. Desde la patronal prefieren no posicionarse hasta que se reúna la comisión técnica que ha convocado al presidente de la Generalitat. De hecho, el Govern en general y la consejería de territorio que encabeza Sílvia Paneque en particular, traslada lo mismo: quieren esperar a los estudios finales de la mesa técnica que todavía no se ha reunido, pero que es una de las prioridades que marcó el presidente Isla en sus primeras entrevistas a medios de comunicación desde que fue investido en el cargo.