El dilema de atender la eutanasia de un padre: 'Hace un año que no es él"

Barcelona

El padre de Anna tiene 74 años. Hace más de dos años y medio que sufre Alzheimer. Cuando se lo diagnosticaron, en agosto de 2022, dejó escrito en el documento de voluntades anticipadas que quería recibir la eutanasia. "Hace un año que ya no es mi padre. Es dependiente para todo. Ha perdido el habla, la capacidad de comunicarse y la autonomía", ha resumido su hija. Anna Aranda estuvo en el programa El Balcó hace unos meses para hablar sobre trastornos de la conducta alimentaria. Esta vez ha vuelto para explicar la situación que vive su familia.

Su padre, Gabriel, tenía claro que prefería morir dignamente cuando ya no pudiera valerse por sí mismo y cuando no reconociera ni a su esposa ni a sus hijos."Mi madre y yo formamos parte del mundo sanitario. Lo habíamos hablado alguna vez, pero en otros contextos. ¿Tiene sentido seguir viviendo de una determinada manera? Cuando lo tienes delante, es diferente", ha reflexionado Anna. "No te imaginas que de repente aparezca una enfermedad tan dura. El nombre tiene mucha fuerza. Empiezas a hacer trámites y no sabes muy bien qué estás haciendo", dice la psiquiatra, que ha agradecido el círculo de familia y amigos que la acompañan.

El verano pasado decidieron iniciar el proceso: "Nos sentamos y dijimos: tenemos que hablar del papá, porque está muy mal." La enfermedad avanzó muy rápidamente. Consultaron con una médica conocida para saber si cumplía o no los requisitos para recibir la eutanasia: "Nos dijo que sí. Que el papá ya estaba allí."

Anna ha relatado cómo han sido estos últimos meses: "Se ha ido apagando. Era una persona muy enérgica, autoexigente. Nunca lo había visto llorar y en los últimos cuatro meses lo ha hecho tres veces. Se ha vuelto como un niño". Para afrontar esta situación, ha querido dejar de lado su trabajo como psiquiatra: "Soy psiquiatra, pero me he sentido muy perdida. Ahora soy Anna, la hija, no la profesional."

En la conversación ha participado el doctor Albert Planes, médico de la Sociedad Catalana de Medicina Familiar y Comunitaria y vocal de la Comisión de Garantías y Evaluación de Cataluña sobre la eutanasia. Lo primero que ha hecho ha sido enviar un abrazo, precisamente, a "Anna, la hija": "No es fácil. Es una muerte programada y eso siempre es duro y triste. Es el peso de asumir la responsabilidad de lo que te dijo tu padre."

Planes ha definido estos procesos como actos de amor: "Somos un poco egoístas y nunca querríamos perder a las personas que nos acompañan, pero la vida conlleva morir". Anna se ha identificado con esas palabras: "No puedo ver sufrir a mi padre, pero no me puedo imaginar mi vida sin él." El doctor ha defendido la muerte digna como una buena muerte, y la psiquiatra, por su parte, ha agradecido el trabajo tanto de los médicos del Hospital Clínic que practicarán la eutanasia a su padre como el de la psicóloga del centro que la está acompañando.

La muerte sigue siendo un tabú

"No se habla lo suficiente de la muerte", ha lamentado Anna. El doctor ha querido ver el lado más positivo: "Aunque son situaciones de dolor, podemos sacar algo de ellas. Quizás empecemos a hablar más." Según datos del Departamento de Salud, los documentos de voluntades anticipadas crecieron un 60% en 2024 respecto al año anterior. 188.000 catalanes lo presentaron. "Gabriel no eligió tener una demencia. La desgracia es que muera, que tenga una demencia y no poder despedirse", ha dicho Planes.

El doctor también ha reflexionado sobre su trabajo: "Nos han enseñado algo que es una falacia. No he salvado ninguna vida. Todo el mundo que he acompañado ha muerto. El valor de la medicina es ayudar y acompañar." Antes de terminar, Anna ha pedido más apoyo y menos estigma, mientras espera que llegue el martes 29 de abril. Será el día en que se despedirá definitivamente de su padre.