Más de tres quejas al mes por ocupar los asientos reservados al transporte público de Barcelona

Barcelona

Buses y metros llenos. Todos los asientos ocupados. Personas en silla de ruedas sin poder colocarse en el espacio reservado para ellas. Embarazadas y gente mayor de pie. Es una de las imágenes que más se repite día detrás día al transporte público de Barcelona.

TMB, la empresa gestora del servicio, recibe cada mes más de tres quejas por ocupar los asientos reservados. En concreto, el año pasado, fueron 42 denuncias: 25 de usuarios de metro, y 18 de usuarios de buzo. El enero (8) y el mayo (6) fueron los meses que más se registraron.

"Denunciar estas situaciones es importante porque muchas personas con movilidad reducida nos encontramos así. Es agotador que pase cada día. Tenemos que apelar la empatía de las personas" ha defendido el presidente de ECOM, Albert Carbonell. El representante de esta entidad, para personas con movilidad física y/u orgánica, ha asegurado que cada vez son más las personas que ocupan espacios reservados. Carbonell ha apuntado el uso del móvil: "A veces, te quedas mirando y todo el mundo está enganchado a la pantalla. No te ven o hacen ver que no te ven".

Sobre la posibilidad de aumentar los espacios reservados, el presidente de ECOM no lo considera necesario: "No hace falta. Hablamos mucho con TMB, hay mucho de diálogo. Lo que falta es que los espacios que hay se respeten. El lugar reservado para silla de ruedas es el que más ocupan. Sobre todo, bicicletas y cochecitos".

A principios de año, Transporte Metropolitano de Barcelona impulsó la campaña 'Ponte en mi piel, no en mi lugar' para evitar estas quejas. En las vías, suena un mensaje que dice: "Las personas con discapacidad o movilidad reducida tienen prioridad absoluta para sentarse en los asientos de uso preferente y para utilizar el ascensor". En las paradas de bus se puede leer la misma frase. Carbonell ha celebrado la campaña, a pesar de que ha lamentado que los turistas no entienden el mensaje que suena, y que quién coge muy a menudo el transporte público ya, prácticamente, no lo escucha.