¿Cómo ha cambiado el Parlamento Europeo con el auge de la extrema derecha?
El director de medios de la Eurocámara afirma que ven con "inquietud" a las fuerzas antieuropeístas que han ganado peso
Com ha canviat el Parlament Europeu amb l'auge de l'extrema dreta?
Barcelona
Hace un año de las elecciones europeas. Desde entonces, la cámara ha crecido: pasó de 705 diputados a 720 (719, en realidad, porque Toni Comín no ha recogido su acta de eurodiputado), de los cuales dos los ha ganado España. La propuesta del Consejo Europeo se basó en el informe elaborado por el Parlamento en 2023, motivado por los cambios demográficos en la UE desde las elecciones de 2019. Pero no solo se han visto cambios en cuanto al número de eurodiputados, "también en calidad: hemos visto un giro sensible hacia la derecha", afirma en una entrevista para el programa especial de 'Aquí Catalunya' desde Bruselas el director de medios del Parlamento Europeo, Jesús Carmona. Y eso se traduce en un cambio a la hora de formar acuerdos en la cámara: "Las distintas mayorías juegan en un sentido u otro", con alianzas a las que no estaban acostumbrados, añade.
La extrema derecha, primera fuerza en la Eurocámara
La extrema derecha (Europa de las Naciones Soberanas, Patriotas por Europa y Conservadores y Reformistas por Europa), si hubiera ido conjuntamente, sería la primera fuerza en el Parlamento: "Eso también demuestra que los tres grupos de extrema derecha tienen objetivos distintos; sus valores tampoco son los mismos", explica Carmona. El director afirma que su presencia "no está dificultando el día a día", pero sí altera esas mayorías que hasta ahora no se habían dado: acuerdos entre formaciones que antes no habían colaborado en determinadas medidas. "Antes había unas mayorías en torno al centro (socialistas, liberales, el PPE, los verdes...) que encontraban alianzas fácilmente; eran las fuerzas proeuropeas, que lo siguen siendo. Pero ahora vemos que ninguno de ellos tiene la mayoría necesaria, las coaliciones varían según cada tema". Unas coaliciones que el propio Carmona recuerda que antes parecían "inimaginables".
Armonizar la edad de voto
"Vemos con preocupación que las fuerzas antieuropeístas hayan proliferado; no son una amenaza, pero sí lo observamos con inquietud", defiende el responsable de medios del Parlamento Europeo. Preguntado sobre si se producen disfunciones, por ejemplo, en países donde el voto es obligatorio para las elecciones europeas, o sobre la edad mínima para votar (que es de 16 años en Bélgica, Alemania, Malta y Chipre), reconoce que se deberían "armonizar todas las leyes para permitir una homogeneización del voto". Añade que hay una ley europea sobre la mesa que intenta precisamente avanzar en esa dirección. Está aprobada a escala del Consejo Europeo, y ahora queda pendiente de ratificación por parte de algunos Estados miembros, "eso permitirá en cierto sentido —porque recordemos que seguirán existiendo leyes nacionales que pueden fijar la edad mínima de voto en los 18— una cierta nivelación del voto". Espera poder verlo de cara a los próximos comicios europeos.
Sobre si se tiende más hacia la no obligatoriedad del voto y sobre rebajar la edad a los 16 años, Carmona recuerda que eso seguirá siendo criterio de cada Estado, "porque partimos de leyes electorales con tradición constitucional en cada país". La tendencia sí que la tienen identificada: se está debatiendo si la edad para votar puede ser 16 años en lugar de la mayoría de edad, "porque permite ampliar el número de electores y participar cada vez más del proceso demográfico". Lo que sí debería permitir la nueva ley electoral de la que hablaba es "armonizar" el umbral mínimo para que los partidos puedan tener acceso al Parlamento Europeo.
Laura Estrada
Redactora, locutora.