¿Por qué aplaudimos?
El antropólogo José Mansilla explica por qué aplaudimos y el componente social del aplauso

Per què aplaudim? José Mansilla
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Barcelona
Carla Simón recibió 11 minutos de aplausos al Festival de Cannes por su película Romería. Pero este no ha sido el aplauso más largo de la historia del festival. El récord lo tiene "El laberinto del fauno", con 22 minutos seguidos. Por eso, en el Aquí Cataluña, nos hemos preguntado por qué aplaudimos. Para resolver esta duda hemos conversado con José Mansilla, antropólogo urbano y profesor de la Universitat Autònoma de Barcelona.
Mansilla ha definido los aplausos como "una forma de expresar aprobación de forma colectiva". Es un elemento que nos conecta los unos con los otros, con expresiones grupales de apoyo. Hay evidencias de que algunos primates usan las palmas de las manos para llamar la atención de sus compañeros. Las focas grises también usan esta forma de comunicación, para demostrar fuerza y dominio. Pero la diferencia es que los humanos lo hacemos "de forma colectiva, es un elemento que nos conecta", explica Mansilla.
"Aplaudir es una acción totalmente social"
"Se hace siempre cuando hay gente", explica Mansilla. Pero el aplauso también es una forma de control social. Cuando todo un grupo aplaude, y una persona no lo hace, es juzgada y observada. Y viceversa, si nadie aplaude y solo lo hace una persona sola, es mirada de forma extraña.
Mansilla añade que hay muchas formas de aplaudir. Explica que en las corridas de toros la gente no aplaude, sino que se sacan el pañuelo y celebran, como forma de exhibición. "En el 15M se pusieron de moda los aplausos de los sordos", explica Mansilla, que consisten a levantar las manos y moverlas, sin hacer ruido. Silbar es otra forma de celebrar o llamar la atención. Lo que tienen en común todas estas acciones es que a pesar de que pueden empezar de manera individual, acaban adquiriendo un cariz colectivo. Dentro de los aplausos chocando las manos también hay muchas variantes, como "el americano", que va de poco además, o unos más rápidos y acompasados.
El antropólogo explica que los aplausos también tienen un punto de clasismo. En determinados tipos de celebración o actos sociales de alta cultura está muy mal visto aplaudir, "porque se supone que es una cosa que rompe el ambiente". También se usaban aplausos para gritar al servicio de casa.
¿Cuándo empezamos a aplaudir?
No hay registro del primer aplauso. Pero sí que se pueden encontrar referencias a aplausos en la Biblia, como forma de mostrar alegría y adoración. También es probable que los egipcios los usaran del mismo modo. Pero, aplausos así como se han visto en Cannes, se cree que nacieron a la Antigua Roma. En esta época las obras de teatro incluían la palabra "plaudite" al final de las escenas, y este se cree que es el origen de la palabra aplauso.
Incluso ha existido la figura de aplaudidor profesional. En el siglo XVI se popularizaron los aplaudidores por contrato cuando un poeta francés regaló entradas a cambio de fuertes aplausos. A partir de aquí, estos aplaudidores empezaron a asistir a espectáculos por toda Francia, con la función de dirigir las ovaciones. El año 1820 abrió una agencia profesional de aplaudidores.
Más cantidad que calidad
Según un estudio de "Journal of the Royal Society Interface" la posibilidad de que se empiece un aplauso depende del volumen medio de los aplausos de los otros. El volumen de los aplausos no está necesariamente vinculado a la calidad del espectáculo, explica el estudio, sino a la intensidad del aplauso inaugural. También hacen falta pocas personas para parar de aplaudir: con qué dos o tres personas paren de aplaudir, el resto del grupo lo hará.




