"Una muerte por suicidio nunca se olvida"

Barcelona

Adrià y Eva son amigos desde hace años. Ambos han compartido muchas experiencias, pero hay una que marca y cuesta explicar: el suicidio de dos personas esenciales en sus vidas. Adrià perdió a su padre a los nueve años, una tarde de verano. Eva, a su hermano, hace ahora seis años. Ambos han aprendido a convivir con el dolor y el miedo que supone sobrevivir al suicidio de quienes más querían. Porque una muerte por suicidio no se olvida, no se supera, sino que se incorpora al día a día de los supervivientes.

"Es como un tsunami, viene la ola encima, das vueltas y cuando para, ves que todo a tu alrededor está destruido", así ha descrito Eva la muerte por suicidio de su hermano. Recuerda el ambiente extraño de aquella tarde, cómo su marido fue a buscarla en coche y le dijo que se iban a su pueblo: "En ese momento entendí lo que había pasado." Eva estaba muy unida a su hermano y tenía la sensación de que ocurriría, por cómo había estado y cómo se había despedido dos días antes.

El recuerdo de Adrià es salir de casa con su padre y volver sin él. Se había ido a un casal de verano al final de su calle, iba y venía solo cada día, pero ese día fue a recogerlo una amiga de su madre, y se quedó a dormir en su casa: "Me hicieron dar una vuelta y pasar la noche en otra casa para no decirme lo que había pasado." Él recuerda las caras de la gente con la que se cruzaban, cómo los miraban y preguntaban en voz baja a la mujer que lo acompañaba. Le dijeron que su padre no se encontraba bien, que se había desmayado y una mala caída lo había matado. No le contaron la verdad hasta un año después: "Me pareció muy fuerte que voluntariamente se apartara del camino y me dejara allí solo."

El después

No fue hasta años después que Adrià empezó a hacerse preguntas y a ser consciente de que tenía comportamientos que no eran normales, derivados del suicidio de su padre. En 2008 empezó con la terapia, sin estar convencido, pero fue una de las mejores decisiones que ha tomado, especialmente después de tener un hijo: "Es entonces cuando explotas por todos lados." Aún hoy sufre cuando un hijo se queda solo en casa o incluso cuando lo hace él, porque lo transporta a aquel momento: "El miedo no se va."

Eva también tiene miedo, pero intenta que no le cubra el día a día. Después de seis años, Eva identifica algo que se rompió, pero ha aprendido a vivir con ello, a recordar y a entender a su hermano: "Quiero pensar que para él era suficiente, que llevaba años sufriendo y no quería seguir viviendo." Ha decidido respetar su decisión y admitir que no habría podido hacer nada, aunque a veces los pensamientos la lleven a los días previos al suicidio, a pensar que debería haber hecho más.

Una sensación similar a la que tuvo Adrià en su segunda experiencia con el suicidio. Fue un amigo y socio suyo con quien habían dejado el negocio días antes del suicidio: "Me hundió mucho, porque lo veía venir." Adrià se lamenta de no haber sabido leer los tiempos ni qué hacer para evitar lo inevitable.

Supervivientes

La palabra que se utiliza para hablar de los familiares y amigos que han vivido el suicidio de un ser querido es la de superviviente: "Es exactamente eso", han admitido Adrià y Eva. Se es superviviente porque hay que "aprender a vivir", ha señalado también la superviviente y terapeuta de 'Después del suicidio', Anna Lara Carles. Ella también perdió a su hermano y, a raíz de esa experiencia, decidió especializarse en el duelo por suicidio: "Una muerte por suicidio nunca se olvida, es una muerte muy traumática."

Lo importante en una muerte por suicidio, ha apuntado Lara Carles, es "validar y acompañar". Eva ha recordado cómo muchas personas le decían demasiadas cosas sobre avanzar, pero ella necesitaba "vivir aquel momento". Fue al llegar a la asociación 'Después del suicidio' cuando sintió por primera vez que no tenía que hacer nada. "La gente piensa que para ayudar hay que quitar la tristeza, pero hay que dejar que estén tristes y acompañar", ha aconsejado la terapeuta. Los supervivientes de suicidio "necesitan hablar mucho", crear una historia, una y otra vez, y construir un relato de un porqué que no han tenido.

Si en algún momento necesitas ayuda, puedes contactar con el Teléfono de la Esperanza en el 914 590 055 o en el 717 003 717.