"Nos hemos visto involucrados en un genocidio del que estamos en contra, pero no hemos dudado nunca en hacer Sónar"
Enric Palau, codirector del Sónar, ha dado explicaciones en SER Cataluña sobre las relaciones del festival con el fondo proisraelí KKR y cómo lo han abordado

"Ens hem vist involucrats en un genocidi del qual estem en contra, però en cap moment hem dubtat a fer Sónar"
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Son las tres de la tarde y ya se escuchan los beats de la música electrónica del Sónar de día. Es la 32ª edición de un festival fundado en Barcelona y que ha sido el debut de muchos artistas que ahora llenan estadios. Y es también la edición más polémica que han vivido nunca, después de que saliera a la luz que, como unos ochenta festivales más, había acabado en manos de varios fondos de inversión, uno de ellos KKR, un fondo proisraelí.
Muchos han llamado al boicot, a no asistir, porque consideran que dar dinero al Sónar es dar dinero a ese fondo que tiene negocios en los territorios ocupados de Palestina. También muchos artistas han cancelado sus actuaciones en el festival, y otros han decidido mantenerlas, argumentando que el Sónar siempre les ha apoyado y que el festival ha escuchado a la comunidad palestina, ha suspendido patrocinios de empresas relacionadas con Israel y organizará debates sobre el tema dentro del recinto de la Fira de Barcelona este fin de semana.
Una crisis especial
El Sónar había tenido otras crisis típicas de los grandes festivales, pero esta “ha sido especial”, ha admitido uno de sus fundadores, Enric Palau. Dentro del equipo, ha sido una crisis que “se ha hablado con todos y todas las artistas, se ha escuchado y se ha aceptado el posicionamiento”. También ha habido un “trabajo extra” de reprogramación, pero el Sónar ha seguido vendiendo entradas y en ningún caso se ha puesto sobre la mesa suspender el festival:“Nos hemos visto involucrados en una tragedia, el genocidio de Gaza, del que estamos en contra, pero en ningún momento hemos dudado en hacer Sónar”.
Lo que han hecho ha sido suspender los patrocinios de empresas relacionadas con Israel y también organizarán unos debates sobre el tema para “hablar abiertamente de todo”. En este sentido, Palau ha opinado que es el momento de hablar sobre “la ética de la financiación de los festivales y de la cultura”. Así pues, la intención de los debates es no solo poner sobre la mesa las problemáticas a las que se enfrentan, sino también crear “unas guías que se puedan aplicar en el futuro”.
La relación con KKR
Palau ha asegurado que no se han arrepentido de haber vendido el Sónar. Fue en 2018, cuando los tres socios fundadores —y un cuarto que se había sumado más tarde— pasaban de los cincuenta años y empezaban a plantearse “cómo asegurar la continuidad del festival”. Decidieron que la única manera era contar con “apoyo empresarial” y, tras estudiar diversas opciones, optaron por entrar en un grupo de festivales donde solo estaban ellos, Elrow de Barcelona y un festival húngaro: “Nos aseguraba independencia artística y de gestión”. De hecho, Palau ha admitido que sin haber vendido el Sónar, no sabe si hubieran “superado la pandemia”.
Este grupo fue creciendo y acabó teniendo 80 festivales. Fue a finales de 2024 cuando cambió el accionariado y entraron nuevos inversores, uno de ellos KKR. Palau explica que no se les consultó, solo se les informó, y ha asegurado que no tenían ni tienen “relación directa con KKR”.
Alteridades del Sónar
Una de las actuaciones más esperadas es la de Maria Arnal, que presenta Ama, un proyecto que integra la inteligencia artificial como herramienta, y no como sustituto del talento humano. De hecho, el Sónar ya dispone de un espacio, en el congreso Sónar +D, llamado AI & Music, que concentra actuaciones, pero también charlas y talleres para entender y aprender el vínculo entre las nuevas tecnologías y la creación musical.
Uno de los pensadores e investigadores que ha participado es Jordi Pons, investigador de la empresa Stability AI, que ha presentado una investigación sobre cómo los artistas utilizan la IA para hacer música. La mayoría han estado experimentando con esta herramienta para reivindicar que es posible ser artista y utilizar la IA, no para sustituir el trabajo artístico, sino como una herramienta más de creación. Un ejemplo es Maria Arnal, que ha cedido su voz para que quien quiera pueda utilizarla como propia:“Es una conjunción entre el creador y su audiencia”. Esto, ha explicado Pons, crea un “conflicto” sobre la propiedad en torno al cual se pueden generar discursos artísticos. Dentro de su estudio también ha identificado artistas que han “fusionado géneros”, como el techno y la sardana, o que han explorado “nuevas sonoridades” para asociarlas a la IA, como si fuera un instrumento más.

Laura Polo Dalfó
Redactora, productora, reportera i el que faci falta a El Balcó de SER Catalunya. Graduada en Periodisme...




