Un cardiólogo lanza una advertencia: "El deporte de élite puede perjudicar la salud"
El experto ha hablado sobre qué le llevó a dedicarse a esta profesión

Ramon Brugada: “L’esport d’elit no és sa”
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Barcelona
Hoy en Llapis de Memòria hemos conectado con Ramon Brugada, cardiólogo que dirige esta área en el hospital Josep Trueta de Girona y director de la Unidad de Cardiopatías Familiares y del Laboratorio de Diagnóstico de Genética Cardiovascular.
Nacido en 1966 en Banyoles, era hijo de un pollero y de una ama de casa que quería ser profesora. En su casa, estudiar era sagrado: “Una de las cosas más claras que siempre nos inculcó mi madre fue estudiar. Era algo que tenía muy presente”. Tanto es así que los tres hermanos decidieron estudiar medicina y son cardiólogos.
Brugada recuerda que, cuando estaba en quinto de medicina, le detectaron un cáncer, pero no quería que afectara a sus estudios: “Mi prioridad era que no se notara en mis estudios porque no quería que en casa tuvieran la sensación de que no me esforzaba al máximo”. Años después, cuando tuvo hijos, el médico pensó en cómo debieron sufrir sus padres aquella situación.
Los tres hermanos, que se dedican a la cardiología, dieron nombre a una enfermedad: el síndrome de Brugada. Esta patología es hereditaria y puede provocar la muerte súbita, aunque la persona no haya tenido ningún síntoma previo. El nombre, sin embargo, no lo pusieron ellos, sino los japoneses, que una vez publicada la enfermedad, acortaron el nombre a como se conoce hoy en día.
Después de graduarse en la universidad, Brugada trabajó como médico de cabecera y, más adelante, se fue a América del Norte durante un tiempo, donde trabajó como cardiólogo, profesor e investigador en Atlanta, Texas, Nueva York y Montreal, siempre con el apoyo de su esposa: “Cuando le pregunté si quería ir a Estados Unidos no lo dudó ni un minuto. Dijo que sí a pesar de las claras dificultades para ella, ya que era maestra y lo dejaba todo”.
El cardiólogo también ha puesto en marcha un proyecto con el objetivo de instalar desfibriladores en pueblos de Girona, una iniciativa que ya ha salvado más de cien vidas: “No está justificado poner un desfibrilador en un pueblo de 400 habitantes porque la probabilidad de que se use es muy baja, pero para mí compensa todo el coste del proyecto”.
Finalmente, el doctor ha comentado que todo el mundo debería hacer deporte, pero ha explicado los problemas del deporte de élite y lo que implica para el corazón: “El deporte debe hacerse con sentido común, y el deporte de élite no es un deporte saludable, es simplemente llevar el cuerpo al límite”.




