¿Son las cocinas cada vez más pequeñas?
La comida preparada está en auge, en detrimento del espacio que ocupa la cocina, pero esto nos podría conducir a nuevas alternativas como las cocinas comunitarias

Són les cuines cada cop més petites?
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Barcelona
"En 25 años no habrá cocinas". Esta es la predicción que hacía el presidente de Mercadona, Juan Roig, en una rueda de prensa, en la que presentó los resultados de la cadena de supermercados en 2024, con un beneficio neto de 1.348 millones de euros. Que cada vez cocinamos menos a casa es un hecho. Según datos del Ministerio de Agricultura el consumo de platos preparados se ha multiplicado por cinco. Según el mismo ministerio el consumo de alimentos a los hogares españoles ha disminuido un 10,3% en los últimos 20 años.
El tamaño de la cocica no solo depende cómo comemos, también "tiene que ver con el precio del metro cuadrado"
Ante estos datos, una pregunta que surge es: y las cocinas qué? La arquitecta Carlota Casanova ha explicado qué podemos esperar de este espacio, cuando parece que cada vez se cocina menos. En primer lugar, apunta a la perspectiva de urbanidad y la falta de espacio. "El hecho de que la cocina sea más grande o más pequeña no solo depende de cómo comemos, también tiene que ver con el precio del metro cuadrado", puntualiza. "Intervienen una serie de parámetros económicos y sociales".
En un inicio Casanova dice que no estamos en camino de tener unas cocinas más pequeñas. "Todo depende de con qué momento nos comparamos" añade. Hay que mirar atrás, al siglo XV, cuando aparece la cocina entendida como un espacio en sí mismo. Poco a poco va cogiendo un espacio propio, y el comedor no aparece hasta el siglo XVIII. "Tener espacios únicos por cada uso es una cosa evolutiva, ha ido cambiado como lo hemos hecho nosotros".
Una de las tendencias en cocinas es el concepto de espacio abierto, al que cada vez "vamos más". Casanova lo atribuye a una cuestión económica y de metros cuadrados, "si tienes una casa grande la cocina irá cerrada, si es más pequeña los espacios se mezclarán y tendrán que ser más pequeños". Los principales detractores de este estilo de cocina (como es el caso de la cocinera Maria Nicolau) alegan que deja olor por toda la casa y que puede romper el momento de concentración mientras se cocina.
Cocinas comunitarias para combatir la falta de tiempo
Otra opción es la que defiende la arquitecta Anna Puigjaner, la tesis de "kitchen less houses", es decir, casas sin cocina. Más que la eliminación de la cocina, lo que defiende esta idea es la profesionalización de este espacio. Una opción es tener cocinas comunitarias en los edificios, cosa que ya pasaba en el siglo XIX. El objetivo es "vivir mejor y tener más tiempo libre". También permitiría una socialización más amplia. La cocinera Maria Nicolau añade que "solo hay dos ideas que cuentan con el aval de toda la comunidad científica". La salud depende de comer casero, y de hacerlo acompañado. Por eso la idea de cocinas comunitarias gana fuerza.
Otra mujer pionera en este campo fue Margarete Schütte-Lihotzky, primera arquitecta austríaca. Trabajó en diseño de vivienda, especialmente social. En el proyecto que se denominó "la cocina de Frankfurt" mantuvo entrevistas con amas de casa, para que le explicaran cuáles eran las necesidades que tenían. El resultado fue la ideación de espacios pequeños donde poder reducir el trabajo doméstico y disponer de más tiempo libre. Se avanzó a su época, liberando a las mujeres y dándoles más tiempo, diseñando cocinas prefabricadas y producidas en serie. Entre los elementos que incorporó se encontraban una ventana para aportar luz y calor, un tablero de trabajo y elementos que facilitaban su limpieza.




