El nuevo Comisionado de Turismo de Barcelona pide tiempo para notar la reducción de terminales de cruceros: "Los efectos no se verán hasta 2030"

Barcelona

El alcalde de Barcelona, Jaume Collboni, y el Puerto firmaron ayer un acuerdo por el cual la ciudad pasará de tener siete terminales de cruceros a cinco de cara al año 2030. Tres de las actuales —las más antiguas— serán derribadas y se construirá una nueva con los muelles electrificados, lo que servirá para reducir la huella contaminante de los cruceros. Con todo, esta medida deberá limitar la llegada de cruceristas a la ciudad, pasando de los 37.000 potenciales que hay actualmente cada año hasta los 31.000.

Pero esto son estimaciones, y esta mañana en una entrevista en Aquí Catalunya, José Antonio Donaire, Comisionado para la Gestión del Turismo Sostenible en el Ayuntamiento, no ha querido generar falsas expectativas, asegurando que durante el próximo curso "es probable que Barcelona supere el número de cruceristas de 2024", año récord en cuanto a la llegada de turistas desde el mar.

Donaire ha explicado que están en conversaciones con las navieras y no descartan poner límites a los visitantes que pueden desembarcar en la ciudad, aunque también ha afirmado que el propósito, que también trasladarán a estas compañías, es que la llegada de cruceristas se reparta a lo largo del año y no se concentre en temporada alta. El nuevo Comisionado también ha destacado que "el Puerto debe continuar trabajando para ser destino de entrada y no de escala".

"Los efectos del protocolo acordado con el puerto se verán el año 2030, cuando las obras hayan terminado", hasta entonces, dice el Comisionado que habrá que esperar. Pero la intención del consistorio es clara: "no permitir la llegada de más turistas, contenerlos y gestionar su estancia de tal manera que su impacto sea el mínimo en la vida cotidiana de los barceloneses". Donaire está convencido de que la ciudad "ha llegado a su máximo", pero lo que no pueden hacer desde el gobierno municipal es "estigmatizar al turista, tenemos que poner límites y ordenar su llegada".

Por otro lado, Donaire ha hablado del Aeropuerto del Prat y ha reconocido el papel clave que juega en la economía de la ciudad. Tiene claro que habrá que continuar trabajando para la contención de la llegada de visitantes porque una ampliación "puede tener un impacto negativo en la estrategia de limitar el efecto del turismo en Barcelona". "El trabajo girará en torno a limitar su impacto", y ha añadido que esto no tendría un impacto en la actividad económica de la ciudad.

El experto en turismo cree que actuaciones como la limitación del número de hoteles en la ciudad, así como la eliminación de todos sus pisos turísticos de cara al año 2028, pueden ser medidas efectivas para alcanzar su objetivo. "Si hacemos esto, Barcelona no tendrá capacidad para absorber este crecimiento de turistas, pero los beneficios económicos seguirán llegando", ha dicho el Comisionado.