El Ayuntamiento quiere que Sant Antoni “sea para los vecinos” y niega que se trate de una enmienda al urbanismo de Ada Colau

Barcelona

“Parece una escena de The Walking Dead”. Hace semanas que los vecinos del barrio barcelonés de Sant Antoni se quejan del mal estado en el que se encuentra. Acusan principalmente a las personas sin hogar. Basura, excrementos humanos, jeringuillas... son algunos de los elementos con los que día tras día la gente se topa si pasea por las calles de Parlament o Comte Borrell, donde se sitúa la superisla. Por ello, tras mucho insistir, los vecinos han conseguido captar la atención del consistorio, que ya ha anunciado su plan: retirar el 30% del mobiliario táctico en la zona.

Hablamos de jardineras, mesas, bancos o sillas. En total, hay cerca de 600 elementos de este tipo en el área pacificada de Sant Antoni. Ahora, 180 de estos desaparecerán, con el objetivo del Ayuntamiento de que las personas sin techo no hagan nido allí. Lo que el consistorio no dijo ayer en la presentación de este plan de choque contra el incivismo es que la gran medida -la retirada parcial del mobiliario- es insuficiente. “El asunto no se soluciona retirando las estructuras, es mucho más profundo”, afirmaba esta mañana el teniente Jordi Valls en una entrevista en l’Aquí Catalunya.

El también concejal del Eixample define la situación como “compleja” por la gran cantidad de aristas que tiene la problemática de las personas sin hogar. Supone una mezcla entre “la crisis de vivienda, la crisis migratoria, los problemas de salud mental y el de las adicciones”, detallaba Valls. Y, con todo, ha llegado a la conclusión de que “no es un tema fácil de solucionar”.

Aun así, asegura que desde el gobierno municipal trabajan conjuntamente con entidades vecinales, con la Guardia Urbana y los servicios sociales para ponerle solución. La policía jugará un papel importante, ya que consideran que con una mayor presencia, la detección y la prevención de los problemas de “delincuencia, incivismo y limpieza” serán erradicados “con éxito” -al menos más del que han tenido hasta ahora-.

Valls considera que el sinhogarismo “es una realidad de todas las ciudades europeas”, pero no ha detallado las soluciones. Ha añadido que lo que quieren desde el ayuntamiento es “generar un espacio público para los vecinos, que sea de los vecinos, y no de las personas sin hogar”. Y cree que lo conseguirán. “La gente de Sant Antoni tiene voluntad, es un barrio con mucha actividad”, por eso confía en que se acabará instalando la convivencia.

Ha añadido que “las cosas serán diferentes a partir de abril”. Es el mes en que el consistorio prevé acabar con el urbanismo “táctico” (provisional) en Sant Antoni para instalar los elementos pacificadores definitivos como los que hay en Consell de Cent. A pesar de no querer hacer crítica, Valls sí que ha considerado estos elementos temporales como una cuestión que atrae a las personas sin hogar. “Al ser elementos urbanísticos no firmes” esto facilita que se instalen. Y ha insistido en no “enmendar” el trabajo hecho por el anterior gobierno municipal (Ada Colau 2015 - 2023): “su proyecto [de urbanismo táctico] fue interesante”, pero cree que se debe mirar hacia adelante y convertir la pacificación de Sant Antoni en una definitiva, una “estructurante”.