Ana Escolà, psicóloga de una unidad de cuidados paliativos, sobre su trabajo: “He aprendido a vivir con más libertad”

Barcelona

Las unidades de cuidados paliativos han cambiado mucho en las últimas décadas. Si antes el tiempo de estancia que solían pasar allí los pacientes rondaba los seis meses, ahora hay herramientas que alargan la vida de los enfermos “durante más de un año”. En consecuencia, el trabajo en este sector resulta cada vez más exigente. Además, si sumamos el incremento en la esperanza de vida de la población, esto provoca un aumento aún más acentuado de la demanda de este servicio.

Ana Escolà es psicóloga del grupo de trabajo de cuidados paliativos del Colegio Oficial de Psicólogos de Cataluña y de la Fundación La Caixa. En una entrevista en el programa Aquí Catalunya ha exaltado los valores de un trabajo que, dice, le ha permitido “vivir con más libertad”. Asegura que al final “terminas incorporando la muerte a tu vida, la naturalizas”, algo que le ha permitido tratar este “tema tabú” de nuestra sociedad con su familia de la manera más natural.

Ahora bien, se trata de un trabajo con carencias en nuestro territorio, sobre todo en lo que respecta a la formación. Actualmente, España es uno de los pocos países de Europa que no cuenta con la especialidad de paliativos en la carrera, y la gran mayoría de centros universitarios no cuentan ni siquiera con una asignatura sobre la materia. Crear esta especialidad depende del Ministerio de Sanidad, pero de momento no está previsto que suceda. La solución, implementada en 2023, pasa por otorgar un diploma que asegura que los médicos han completado un máster en paliativos, pero según Escolà, “eso no es lo que queremos los profesionales”.

“Tenemos la inquietud, cada uno se va formando, todos estamos muy motivados”, pero todo esto se desmorona si el sector no consigue el apoyo del ministerio. “Es necesario abrir una especialidad” concluye la psicóloga. Si esto ocurriera, cree que mejoraría la calidad del servicio y el apoyo hacia unos pacientes “que viven momentos de máxima vulnerabilidad”.

Por otro lado, reclama más reconocimiento para la figura de los psicólogos dentro de los equipos de cuidados paliativos. Se conforman junto con médicos, enfermeros, trabajadores sociales y fisioterapeutas. Escolà exige que la labor de los psicólogos sea reconocida por parte de la administración, para así acabar con “la precariedad laboral”, que no se corresponde con “el exigente trabajo” que realizan.

Otra dificultad añadida a su profesión es la gestión de las emociones. “No solo acompañas al enfermo durante los últimos momentos de su vida, también estás junto a la familia en todo momento, también durante el duelo”. Relata que son “momentos muy delicados, con crisis existenciales por el hecho de que el paciente tenga que enfrentarse a su propia muerte”. Por todo esto, es necesario -dice- un gran nivel de pericia.

Pero, claro, los profesionales también tienen que cuidarse. En este campo Escolà también detecta carencias. “Cuidamos a los pacientes y a la vez nos cuidamos entre nosotros”. Asegura que el apoyo entre compañeros es fundamental, y sobre todo, el trabajo psicoterapéutico. Y considera de vital importancia la imposición de límites. “Se trata de un trabajo en el que das mucho de ti, en el que tienes que estar bien”, por eso valora como buena opción el hecho de retirarse a tiempo, “por cuidarse a uno mismo y al paciente”.