Testimonio de un palestino en Gaza: "Lo peor no es morir, es vivir muerto en vida"

Barcelona

Hosam Ganem tenía una vida normal. Vivía en Gaza con su mujer y sus cinco hijos de entre 12 y 25 años. Tenía su propio negocio -una empresa que importaba ropa desde Turquía- y antes había estado director de una sucursal bancaria, el Bank of Palestine. Su día a día transcurría como la de cualquiera de nosotros, pero el 7 de octubre de 2023, su mundo se paró, nada volvió a ser como antes. La masacre perpetuada por Hamás en un festival de música electrónica próximo a la frontera de Gaza, dio paso a una matanza indiscriminada que no cesa desde hace ya dos años.

En este tiempo, Hosan y su familia se han visto obligados a desplazarse en diez ocasiones, de Gaza a Ráfah, de Ráfah a Jan Younis, y así un periplo que finalmente le ha llevado hasta Al-Zawaida, en medio de la Franja, donde se encuentra ahora. "Tuvimos que salir de Gaza andando diez kilómetros por la playa para huir de las bombas, hemos vuelto a la tienda de campaña, hemos vuelo a sufrir", ha explicado en una entrevista en el programa Aquí Catalunya de SER Catalunya. Durante la primera tregua pudo regresar a Ciudad de Gaza y comprobó que su casa seguía en pie, pero "Israel ha destruido todo". "Edificios, colegios, hospitales. Todo se ha parado", lamenta.

Hanem no puede tirar la toalla, es padre de cinco hijos -cuatro chicos, Ghazy (25), Hazem (23), Mohamed (14) y Yousef (12); y una chica, Hala (20)- por ellos sigue adelante, aunque reconoce que él y su familia han preferido "morir que vivir así". "Lo peor en Gaza no es morir, es vivir muerto en vida", afirma. La vida en una tienda de campaña es complicada, "hace un calor extremo en verano y un frío muy intenso en invierno", no hay agua potable, tampoco gas por eso sus hijos se dedican a encender leña para hacer la comida porque es muy difícil cocinar", explica.

Por suerte, tienen que comer, han utilizado sus ahorros para comprar alimentos básicos a precios astronómicos: "Hemos pagado mucho por la escasez". Al día a día desolador, sin más horizonte que conseguir comida, se le añade el efecto psicológico de vivir en un bombardeo constante. Confiesa que sus hijos están "aterrados y traumatizados" y que la noche es uno de los momentos más difíciles. "En ocasiones dormían en mi habitación conmigo porque el ruido de las bombas no les dejaba cerrar los ojos. Tienen miedo a todo", sentencia.

Hosam Ganem habla un español perfecto, estudió empresariales en la Universidad Complutense de Madrid. España fue el único país donde le aceptaron. Nació en Kuwait porque sus padres, de origen palestino, se trasladaron ahí a vivir, pero cuando fue el momento de ir a la universidad se topó con que en el emirato no permitía la entrada de extranjeros en sus centros universitarios. Por su relación con España, Ganem se muestra emocionado y agradecido con los activistas de la Flotilla y con los manifestantes que estos días han llenado las calles de decenas de ciudades españolas: "Me pone la piel de gallina, España se ha vuelto más cercano al corazón de cada palestino". Él y su familia quieren vivir en paz y tranquilidad, están "cansados de esperar una ayuda que nunca llega".